Irán proclama victoria mientras Israel desempolva sus banderas blancas

Teherán/Jerusalén, 24 de junio de 2025 — En un giro digno de una tragicomedia shakespeariana, el flamante presidente iraní Masud Pezeshkian declaró hoy la “victoria absoluta” sobre Israel tras doce días de intercambios pirotécnicos que dejaron al mundo preguntándose si esto era un conflicto geopolítico o un concurso de quién tiene el misil más grande.

“Hemos infligido un castigo bíblico al régimen sionista”, proclamó Pezeshkian con la solemnidad de un presentador de telerrealidad anunciando al ganador, mientras las pantallas estatales mostraban imágenes de escombros humeantes acompañadas por música épica. “Sus intentos de sabotear nuestro derecho a enriquecer uranio —y con ello, nuestro derecho a enriquecer egos— fracasaron miserablemente”.

Mientras tanto, en Jerusalén, el gobierno israelí celebraba su propia narrativa triunfal: “Hemos demostrado una vez más que podemos gastar millones en interceptar misiles de 300 dólares”, declaró un portavoz militar, añadiendo que las restricciones se levantarían “tan pronto como encontremos el interruptor de la alarma antimisiles”.

El conflicto, mediado por un Donald Trump que alternó entre tweets en mayúsculas y ofertas de condominios en Gaza, dejó como principales damnificados a los ciudadanos de ambos países —y a la credibilidad de la comunidad internacional—, ahora obligados a fingir que creen en esta “paz” tan frágil como el cristal de un reactor nuclear.

Expertos en geopolítica coinciden en que el verdadero ganador fue la industria armamentística, cuyas acciones subieron tanto como los misiles que fabrican. “Es el milagro económico que todos esperábamos”, ironizó un analista mientras revisaba su portafolio de inversiones.