Israel e Irán intercambian golpes en un circo nuclear sin payasos

En un espectáculo que hubiera dejado pálido al mismísimo Jonathan Swift, Israel decidió que la mejor forma de evitar que Irán construya armas nucleares era… lanzándole un ataque nuclear táctico. Sí, esa lógica impecable que solo puede nacer en mentes brillantes que confunden diplomacia con demolición. El viernes, mientras el mundo se distraía con memes de gatos, Tel Aviv desplegó su último invento: “Paz mediante bombardeo”™, una estrategia tan efectiva como apagar un incendio con gasolina.

Irán, siempre fiel a su estilo, respondió como el vecino que te devuelve el ruido con un megáfono: “¿Drones? Toma 100 drones”, gritó el ayatolá Jamenei desde su bunker decorado con posters de Che Guevara y manuales de cómo ser sancionado por la ONU sin morir en el intento. Mientras tanto, el Organismo Internacional de Energía Atómica —esa institución que todos respetan tanto como a un horóscopo— confirmó que Natanz ahora tiene un nuevo diseño arquitectónico: “estilo cráter post-misil”.

Los generales iraníes caídos, eso sí, recibieron el mejor homenaje posible: menciones en tuits de Donald Trump, quien aprovechó para promocionar su nuevo curso online: “Cómo hacer acuerdos nucleares (y romperlos antes del café)”. Netanyahu, por su parte, lució su mejor sonrisa de “yo no fui” mientras aseguraba que esto era “solo un calentamiento” para la próxima temporada de Guerra Total: Edición Biblia vs. Corán.

Lo más hilarante —si el humor negro fuera moneda corriente— fue ver a Estados Unidos evacuando diplomáticos mientras movía portaviones como si jugara al Risk. “No queremos problemas… pero aquí están mis 50 barcos por si acaso”, declaró un funcionario anónimo entre sorbos de café con leche desactivado. Mientras, la ONU convocó su reunión número 4,732 para “expresar preocupación”, un ritual tan útil como rezarle a un extintor.

Y así, entre amenazas existenciales y drones perdidos como abejas sin panal, el mundo avanzó un día más hacia su favorito reality show: «¿Quién explotará primero?». Mientras tanto, los civiles de ambos países —esos extras sin diálogo en esta película— se preguntan si alguien les enviará el guión final… o al menos un chaleco antibalas.