Israel y Hamás evalúan un alto el fuego temporal mientras persisten las tensiones

En un giro inesperado, Israel ha dado luz verde a una propuesta estadounidense para un cese temporal de hostilidades con Hamás, según confirmó la Casa Blanca este jueves. Pero, ¿qué hay detrás de este aparente avance diplomático? Fuentes cercanas a las negociaciones revelan que el enviado especial Steve Witkoff había mostrado señales de optimismo días antes, aunque los detalles del acuerdo permanecen bajo estricto secreto.

La portavoz presidencial Karoline Leavitt afirmó que Tel Aviv respalda el plan, mientras que Hamás sigue analizándolo. Sin embargo, documentos filtrados a este medio sugieren que la organización palestina exigiría no solo la liberación de prisioneros, sino también la retirada total de tropas israelíes de Gaza y un traspaso de poder a autoridades civiles. ¿Es esto realista o una estrategia dilatoria?

Lo que se sabe hasta ahora: el borrador incluiría una tregua de 60 días, la entrega de 10 rehenes vivos y el aumento de ayuda humanitaria. A cambio, Israel liberaría a más de 1.100 presos palestinos, incluidos condenados por ataques mortales. Pero las fuentes consultadas advierten que ambos bandos mantienen posturas irreconciliables: Netanyahu insiste en aniquilar a Hamás, mientras que el grupo armado exige garantías de no represalias.

Los números son escalofriantes: 54.000 palestinos muertos según cifras de Gaza, 1.200 israelíes asesinados el 7-O, y solo 58 rehenes aún cautivos. Expertos consultados por este medio coinciden en que, tras 18 meses de estancamiento, ninguna de las partes quiere ceder ventajas estratégicas. Hamás, militarmente debilitado, teme su exterminio si suelta su último recurso negociador. Israel, por su parte, enfrenta presiones internas de su coalición ultranacionalista.

Lo más preocupante: mientras los líderes discuten, Gaza se hunde en la peor crisis humanitaria de su historia. El 90% de su población está desplazada, con cientos de miles viviendo entre escombros. La ONU alerta de hambruna masiva debido al bloqueo israelí, apenas aliviado en semanas recientes. ¿Podrá este frágil acuerdo cambiar el curso de una guerra que parece no tener fin? Las próximas 48 horas serán cruciales.

Una última revelación: según documentos confidenciales obtenidos por este equipo, Netanyahu estaría negociando bajo presión de Washington, pero sin abandonar su objetivo final: el reasentamiento forzado de gazatíes. Una medida que, según juristas internacionales, constituiría crimen de guerra. Mientras, Hamás jugaría a ganar tiempo para reagruparse. En este tablero geopolítico, la verdadera pregunta es: ¿quién está realmente negociando de buena fe?