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Internacional

La Corte Suprema avala la prohibición de tratamientos trans para menores

La justicia estadounidense avala restricciones médicas para menores trans, desatando una batalla legal y social.

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Defensores de los derechos de las personas transgénero se manifiestan afuera de la Corte Suprema de Estados Unidos, en Washington.

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En un giro digno de un distopía orwelliana, la Corte Suprema de Estados Unidos decidió este miércoles que los menores transgénero no merecen el mismo derecho a la salud que sus compañeros cisgénero. Con una votación de 6 a 3, los magistrados avalaron la prohibición de Tennessee sobre tratamientos de afirmación de género para adolescentes, confirmando así que, en el país de las libertades, algunas libertades son más iguales que otras.

La decisión, escrita por el juez John Roberts, es un monumento a la hipocresía conservadora. Según él, negar bloqueadores de pubertad y hormonas a menores trans no viola la Constitución, porque, claro, ¿qué mejor manera de “proteger” a lxs niñxs que dejándoles sufrir disforia de género en silencio? Roberts, en un alarde de cinismo, declaró que la Corte no debe “decidir” sobre debates científicos, aunque no tuvo reparos en legislar sobre úteros en 2022. ¡Consistencia ante todo!

Mientras tanto, la jueza Sonia Sotomayor, en un disenso que debería leerse en las escuelas, acusó a la mayoría de “abandonar a lxs niñxs trans a los caprichos políticos”. Pero, ¿qué importa la empatía cuando hay una guerra cultural que ganar? La ley de Tennessee no solo ataca a lxs adolescentes trans, sino que también pisotea la autonomía de sus padres, porque en el mundo ideal de los republicanos, el gobierno sabe mejor que tú cómo criar a tu hijx.

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El circo legislativo anti-trans: baños, deportes y ahora, medicina

Este fallo es solo el último acto de un espectáculo grotesco donde legisladores, en lugar de resolver crisis reales, se obsesionan con regular los cuerpos ajenos. Desde prohibir atletas trans en competencias femeninas hasta debatir qué baño usa una congresista (¡el horror!), la derecha ha convertido la vida de las personas trans en su juguete político favorito. Donald Trump, siempre a la vanguardia del retroceso, incluso intentó eliminar fondos federales para tratamientos médicos trans, promoviendo en su lugar la terapia de conversión (esa pseudociencia que la ONU considera tortura).

Y mientras los políticos juegan a ser dioses, lxs proveedores de salud, presas del pánico, retiran tratamientos vitales. En Filadelfia, el hospital Penn Medicine anunció que ya no operará a menores de 19 años, porque ¿para qué arriesgarse a ayudar a alguien cuando puedes esconderte tras la burocracia?

La resistencia: “No vamos a desaparecer”

Frente a este panorama, activistas como Chase Strangio de la ACLU calificaron el fallo como “devastador”, mientras que Mo Jenkins, una mujer trans de Texas, recordó al mundo: “Las personas trans no van a desaparecer”. Mientras tanto, los republicanos de Tennessee celebraban como si hubieran ganado el Super Bowl, con el fiscal general Jonathan Skrmetti twitteando su “¡VICTORIA histórica!”. Sí, qué gran logro: negar atención médica a menores vulnerables. Bravo.

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La Academia Americana de Pediatría, al menos, mantuvo su apoyo inquebrantable a lxs niñxs trans, pero en un país donde la Corte Suprema legisla con moralina en lugar de ciencia, ¿cuánto peso tendrán los hechos?

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