Conéctate con nosotros

Internacional

La farsa humanitaria que Gaza no pidió pero que el mundo aplaude

Un nuevo actor humanitario promete salvar Gaza, pero las dudas sobre su transparencia y eficacia son tan grandes como el hambre que pretende aliviar.

Avatar

Publicado

en

En un giro tragicómico que solo la geopolítica puede ofrecer, Estados Unidos ha decidido que lo que Gaza necesita no es paz, sino otra ONG. La Fundación Humanitaria de Gaza, respaldada por Washington y bendecida por Tel Aviv, promete repartir sonrisas y raciones antes de que termine el mes, como si el hambre tuviera agenda. Su comunicado, tan escueto como un menú en tiempos de guerra, enumera a exmilitares y contratistas como los nuevos mesías de la sopa, pero olvida detalles menores: ¿quién paga? ¿Quién controla? ¿O acaso creen que los palestinos se tragarán también las promesas?

Mientras tanto, la ONU, ese viejo elefante burocrático, gruñe desde su rincón. Tom Fletcher, su director humanitario, advierte que el plan estadounidense es “tan útil como un paracaídas de plomo”. “Nosotros sabemos hacerlo”, insiste, como si Gaza fuera un concurso de reparto de ayuda y no un infierno a cielo abierto. Israel, por su parte, sigue jugando al guardián de la despensa: nada entra sin su sello, aunque los estómagos rugan y los niños se consuman. ¿Principios humanitarios? Aquí solo valen los que apruebe el ejército.

Lo más hilarante es la fe casi religiosa en que 300 millones de comidas resolverán 19 meses de masacre. Jake Wood, el director de la fundación y veterano de guerras ajenas, habla de “etapas finales” como si Gaza fuera un proyecto de Ikea y no un territorio reducido a escombros. Los israelíes, magnánimos, permitirán que la ayuda circule… siempre y cuando ellos construyan los centros de distribución. Es decir: primero destruyen, luego administran la reconstrucción, y al final se llevan el Nobel de la Paz. ¡Qué eficacia!

Mientras la comunidad internacional se rasga las vestiduras por la “neutralidad”, Gaza se pregunta cuándo dejaron de ser seres humanos para convertirse en un campo de pruebas de teorías geopolíticas. La moraleja es clara: en este cirio, los payasos llevan corbata y los espectadores mueren de inanición.

Anuncio

Ultimas Publicadas

Lo mas visto del día