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Internacional

La Fed y Trump libran una batalla absurda por las tasas de interés

La Fed resiste presiones mientras Trump juega al economista en redes sociales.

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El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, practicando su mirada de “no me importan tus tuits”.

Washington, Texas (o donde sea que hoy decida ser la capital). – En un espectáculo digno de un reality show, la Reserva Federal se prepara para hacer lo que mejor sabe hacer: ignorar al presidente más ruidoso de la historia moderna mientras mantiene su tasa de interés clavada en el 4.3%, como un clavo oxidado en un ataúd económico.

El magnate convertido en mandatario, Donald Trump, tras amenazar con despedir al jefe de la Fed, Jerome Powell, y luego retractarse (como quien cambia de opinión sobre el color de sus calcetines), ahora exige recortes de tasas con la misma urgencia con la que pide un segundo helado en McDonald’s. Su argumento: “¡NO HAY INFLACIÓN!”, gritó en Truth Social, mientras los precios de los huevos le hacen cosquillas a la realidad con un 2.4% de aumento anual.

Mientras tanto, Elon Musk, ahora autoproclamado zar de la Eficiencia Gubernamental (DOGE), sugiere auditar el gasto en cafeterías de la Fed. Porque, claro, el problema no son los aranceles que dispararán los precios, sino si Powell gasta demasiado en servilletas de lujo.

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La Fed, esa entidad teóricamente independiente pero constantemente acosada como un profesor de universidad en reunión familiar, insiste en esperar. ¿La razón? Quieren ver si los aranceles de Trump convierten la economía en un juego de Mario Kart (con bananas y todo). Mientras, los economistas, desde sus torres de marfil, murmuran: “¿Recuerdan 2021, cuando dijimos que la inflación era ‘transitoria’? Bueno… este chiste no tiene gracia”.

En resumen: la Fed no moverá sus tasas, Trump seguirá tuiteando verdades alternativas, y los ciudadanos comunes pagarán la gasolina a $3.18 el galón mientras sueñan con los $1.98 que solo existen en la mente dorada del expresidente. ¿Conclusión? La economía es un circo, pero sin payasos… bueno, casi.

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