La refundación que se olvidó de refundar algo

En un giro de acontecimientos que ha dejado perplejos a los observadores de lo predecible, el partido Libertad y Refundación (LIBRE) ha logrado la hazaña histórica de refundarse directamente en la irrelevancia electoral. La otrora esperanza revolucionaria de Honduras ha sido derrotada no por las maquinarias oscuras del imperio, sino por un enemigo más insidioso y doméstico: el cumplimiento de sus propias promesas, pero al revés.

La metafísica del retroceso: ¿cómo deshacer un triunfo histórico?

Expertos en termodinámica política se rasgan las vestiduras tratando de comprender cómo una fuerza que ascendió con el vapor de la indignación popular ha podido condensarse en un charco de desilusión tan rápido. La candidata Rixi Moncada, con su contundente menos del 20%, no ha perdido una elección; ha perfeccionado el arte de la evaporación programática. El “retroceso significativo” respecto al triunfo de Xiomara Castro no es un simple paso atrás, es una coreografía completa de moonwalk político, donde se avanza espectacularmente hacia el futuro mirando con nostalgia un pasado que duró un suspiro.

El manual avanzado de cómo perder a tus simpatizantes

Los diagnósticos son joyas de la lógica circular. ¿Problemas internos y externos? ¡Revolucionario! Viejos camaradas como Javier Gámez y María Barahona —esos seres ingenuos que creyeron que “refundación” significaba algo— han descubierto, con estupor, que el proyecto se convirtió en un exclusivo club de favoritismo para familiares y allegados. Su declaración “Se olvidaron de la gente” es un eufemismo poético. En realidad, la administración ejecutó con precisión suizaa la máxima burocrática: primero te usamos de escalón, luego te pedimos que no manches el felpudo con el barro de tus demandas.

Geopolítica de carnaval: el villano indultado y el respaldo extranjero

La cereza de este pastel de absurdos la puso la siempre sutil intromisión de Estados Unidos, que, en un acto de humor negro geopolítico, decidió respaldar al conservador Nasry Asfura mientras el gobierno de Castro, en un gesto de reconciliación nacional con el averno, indultaba al expresidente Juan Orlando Hernández, condenado por narcotráfico. Es la fábula perfecta: la revolución que llegó al poder para luchar contra los demonios del pasado termina dándoles la llave de la salida de la cárcel, mientras el Tío Sam aplaude desde la barrera, confundido sobre a qué lado apostar en este espectáculo de espejos deformantes. La refundación, al parecer, incluía refundir a los enemigos en amigos y a los principios en papel mojado.

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