La represión en Serbia desata críticas internacionales y protestas estudiantiles

BELGRADO — La policía serbia confirmó la detención de 79 manifestantes, en su mayoría estudiantes universitarios, durante el desalojo de bloqueos callejeros en Belgrado, Novi Sad, Niš y Novi Pazar. Estas acciones forman parte de una ola de protestas contra el gobierno del presidente Aleksandar Vucic, acusado de autoritarismo y corrupción. Sin embargo, ¿qué hay detrás de la escalada represiva?

Testigos y organizaciones de derechos humanos denuncian el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades. Cuatro estudiantes fueron hospitalizados, uno con fractura de clavícula, tras enfrentamientos con agentes antidisturbios. “La policía nos golpeó con escudos y porras sin provocación”, declaró un manifestante anónimo a medios locales. Las autoridades, sin embargo, insisten en que actuaron dentro del marco legal.

La Unión Europea y la ONU han expresado preocupación. “Condenamos la violencia y exigimos el respeto a la libertad de reunión pacífica”, señaló la misión de la UE en Serbia. Pero, ¿por qué Vucic ignora las demandas de elecciones anticipadas pese a ocho meses de protestas? Analistas sugieren que el colapso de una estación de tren en Novi Sad, que dejó 16 muertos en 2023, fue el detonante de un malestar acumulado por años de presunta corrupción en obras públicas.

Mientras Vucic rechaza adelantar los comicios previstos para 2027, su gobierno ha intensificado la retórica contra los manifestantes, tildándolos de “terroristas”. En un giro polémico, el mandatario indultó a cuatro miembros de su partido acusados de agredir brutalmente a una estudiante en enero. ¿Es este un intento de silenciar a la oposición?

Críticos internacionales señalan que Serbia, pese a su aspiración de ingresar a la UE, mantiene vínculos estrechos con Rusia y China, lo que complica su posición geopolítica. Con tensiones en aumento, la pregunta sigue en el aire: ¿llegará Belgrado a un punto de no retorno?