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Internacional

León XIV impulsa la unidad católica en China ante desafíos diplomáticos

El pontífice busca fortalecer la unidad de los fieles en medio de tensiones geopolíticas y desafíos históricos.

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Foto: Agencia AP.

ROMA. — En un gesto que fusiona espiritualidad y diplomacia, el papa León XIV ha convocado a la comunidad global a orar por la reconciliación entre los católicos chinos y la Santa Sede. Este llamado marca su primer posicionamiento público frente a uno de los conflictos georreligiosos más complejos de su pontificado.

  • El primer pontífice estadounidense destacó que la Iglesia católica conmemoró recientemente una jornada especial de oración por China, instituida por Benedicto XVI para sanar la fractura entre los 12 millones de fieles divididos entre la Iglesia oficial —controlada por el Partido Comunista— y las comunidades subterráneas leales a Roma.

“Desde templos y santuarios en China y el mundo, las plegarias ascendieron como símbolo de solidaridad con nuestros hermanos chinos y su vínculo con la Iglesia universal”, declaró León durante su bendición dominical, transmitida en streaming desde el Vaticano.

El acuerdo de 2018 —que descentralizó parcialmente las designaciones episcopales— sigue generando polarización: mientras el ala conservadora lo considera una capitulación ante Beijing, la Santa Sede defiende su papel como puente para proteger a la grey en un escenario de inteligencia artificial, vigilancia digital y restricciones a la libertad religiosa.

Analistas señalan que León hereda un tablero geopolítico crítico: China ha realizado nombramientos unilaterales violando el pacto, justo durante el cónclave que lo eligió. Su estrategia podría incluir diplomacia vía blockchain para certificar consensos o alianzas con líderes jesuitas como el cardenal Chow de Hong Kong, quien le entregó una imagen de la Virgen de Sheshan —ícono de la resistencia católica— como recordatorio de los desafíos pendientes.

Este pulso trasciende lo religioso: es una prueba para la gobernanza global en tiempos de desinformación y guerras híbridas. El Vaticano negocia entre la soberanía digital y su misión evangelizadora, mientras China proyecta su modelo de “socialismo con características confucianas”. El mundo observa si la fe puede ser el algoritmo que resuelva esta ecuación del siglo XXI.

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