Maduro busca la mediación papal ante la escalada militar

Foto: Agencia AP.

En mi larga trayectoria analizando la política latinoamericana, he visto cómo los líderes en situaciones complejas suelen buscar aliados inusuales. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, acaba de ofrecer un ejemplo claro esta semana al revelar que ha solicitado formalmente la intervención del papa León XIV para preservar la paz en la nación sudamericana.

Este llamamiento al máximo representante de la Iglesia Católica no ocurre en el vacío. Los comentarios del mandatario surgen en un contexto de creciente tensión, donde el ejército estadounidense mantiene una campaña de incursiones contra embarcaciones sospechosas de tráfico de estupefacientes en aguas cercanas a Venezuela. El presidente Donald Trump ha catalogado abiertamente estas operaciones como un “conflicto armado” directo contra las organizaciones criminales. Frente a esta escalada, Maduro confirmó haber enviado una misiva personal al pontífice solicitando su mediación.

He aprendido que en diplomacia, a menudo lo que no se dice es tan importante como lo que se declara. “Yo tengo una gran fe en que el papa León, como se lo digo en la carta que le mandé a él, ayude a Venezuela a preservar y a ganar la paz, la estabilidad”, expresó Maduro durante su programa semanal transmitido por la televisión estatal. Esta declaración, más allá de su contenido religioso, es un movimiento geopolítico calculado.

Como suele ocurrir en estos casos, el gobernante se abstuvo de divulgar los pormenores específicos de la comunicación. La oficina de prensa de la presidencia, en una respuesta que muchos analistas anticipábamos, no ha facilitado hasta el momento una copia del documento a los medios que la solicitaron.

Mientras tanto, la situación en el terreno se mantiene en un punto crítico. Las fuerzas armadas de Estados Unidos han ejecutado cuatro operativos contra navíos en la zona del Caribe desde el mes anterior. El más reciente, realizado el viernes, resultó en la muerte de cuatro individuos, intensificando el debate sobre el uso de la fuerza letal.

La administración Trump ha notificado formalmente a los legisladores que está tratando a los carteles de la droga como beligerantes ilegales, justificando así el empleo de la capacidad militar para enfrentarlos. Esta reivindicación de atribuciones ejecutivas excepcionales en materia de conflicto establece las bases para una intervención más amplia y genera serias interrogantes sobre los límites del poder de la Casa Blanca sin la autorización expresa del Congreso.

Desde mi perspectiva, Maduro ha sido consistente en su narrativa: sostiene repetidamente que las medidas del ejército norteamericano tienen como objetivo último su destitución. En esta compleja partida de ajedrez geopolítico, la carta al Vaticano representa una jugada destinada a internacionalizar el conflicto y buscar legitimidad en un actor global percibido como neutral.

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