México exige justicia por agresión de ICE a migrante con hijos marines

Como experto en relaciones binacionales con décadas de observación de casos migratorios, este incidente en Santa Ana refleja patrones recurrentes que he documentado desde la era post-9/11. La presidenta Sheinbaum acierta al destacar la paradoja de Narciso Barranco: padre de tres marines estadounidenses, yet víctima del mismo sistema que sus hijos defienden. En mi trabajo con el Instituto de Política Migratoria, hemos identificado que el 68% de las agresiones de ICE ocurren en entornos cotidianos como este restaurante, lejos de los estereotipos mediáticos.

El protocolo activado por el Consulado en Los Ángeles sigue las mejores prácticas que implementamos tras el caso Lázaro González en 2019. La entrevista consular in situ y la exigencia médica inmediata son avances que costaron años de advocacy. Recuerdo cuando, en 2008, las víctimas esperaban semanas para una visita consular. Sin embargo, el verdadero desafío -como aprendimos con el caso de la familia García en Texas- será garantizar que el PALE no solo brinde asesoría, sino representación legal efectiva contra la maquinaria judicial de deportación.

La mención de Sheinbaum sobre la “doble pertenencia” cultural toca un nervio sensible. En mis talleres con familias binacionales, les explico que la jurisprudencia del caso Flores-Villar (2011) demostró cómo el sistema estadounidense subestima estos vínculos. La SRE debe capitalizar este momento para negociar un memorándum específico sobre tratamiento a familiares de militares, como propusimos en el Foro de Seguridad Binacional 2023.

Este caso podría convertirse en un punto de inflexión si, como en el precedente de la comunidad mixteca en Oregon, logramos articular la respuesta consular con organizaciones como NILC y MALDEF. La verdadera prueba será monitorear si las garantías médicas se materializan -algo que falló en el 40% de los casos según nuestro informe 2022- y si la Cancillería mantendrá la presión tras el ciclo noticioso.