Muere perro en un avión tras ser obligado a volar en el compartimento superior

La aerolínea United Airlines se ha visto envuelta en una fuerte polémica después de que un perro haya muerto en uno de sus aviones. ¿Los culpables? Según una pasajera del avión, el personal de vuelo de la aerolínea, que obligó a la dueña del animal a colocar la jaula de transporte en el compartimento superior de la cabina, y no debajo del asiento delantero, como dicta la normativa. El animal, un bulldog francés de color negro, viajaba en su transportín reglamentario cuando su dueña se subió al avión en Houston, el vuelo 1284 que salía el lunes en dirección a Nueva York.

Según una de las pasajeras del aparato, Maggie Gremminger, que se sentaba en el asiento posterior al de la dueña del perro, fue uno de los azafatos de vuelo el que la obligó a colocar en la parte superior la jaula con el animal. «La dueña del perro decía que no, que no quería poner el transportín de su mascota encima», explica al diario ‘The New York Times‘. «Decía todo el rato: ‘Mi perro va dentro. Que no, que es mi perro. Pero el personal, como respuesta, no hacía más que seguir pidiéndole que lo colocara encima, porque si había alguna emergencia de seguridad, alguien podría tropezarse».

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La dueña del perro finalmente tuvo que atender a las peticiones del personal de vuelo, según el relato de la testigo, pero durante el vuelo no pudo ocuparse de la mascota porque viajaba con una niña de la que tuvo que estar pendiente durante el trayecto. United Airlines, que permite volar con mascotas en cabina, no cumplió con su propia normativa. Si bien permite transportar gatos, perros, conejos y aves domesticadas a bordo del avión en la mayor parte de los vuelos dentro de Estados Unidos, es imprescindible que vayan en una jaula reglamentaria con unas dimensiones máximas, «que debe caber debajo del asiento que se encuentra frente al pasajero y permanecer allí en todo momento».

Aun así, hay algunas —los transportines con laterales blandos— que pueden superar «ligeramente» las dimensiones previstas por la aerolínea, «siempre que puedan plegarse y adaptarse al espacio debajo del asiento sin bloquear el pasillo«. En ningún caso los animales pueden viajar en el compartimento superior, que va cerrado. Además, la mascota en cuestión debe «poder pararse y girar cómodamente» en la jaula en la que sea transportado.

La dueña del perro, de origen hispano, aseguró a la cadena Telemundo que al abrir el compartimento vio al animal inmóvil. «Yo lo cogí y lo golpeaba: ‘Coquito, ¡respira!’, pero ya estaba muerto completamente», solloza. «Yo le decía ‘¿Pero cómo voy a subir al perro donde las maletas?, se va a asfixiar. Y todo el tiempo: ‘Que no, que el perro tiene que ir ahí'», explica.

Desde la aerolínea ya han pedido disculpas por el incidente. «Ha sido un trágico accidente que nunca debió haber ocurrido, ya que las mascotas no deberían colocarse jamás en el compartimento superior«, ha señalado una portavoz de la compañía en un comunicado. «Asumimos toda la responsabilidad de esta tragedia y expresamos nuestras más profundas condolencias a la familia. Estamos comprometidos a apoyarlos», añade.

Hace solo unos meses, la compañía ya se vio envuelta en otra polémica, después de expulsar a un hombre que se negó a ceder su asiento en un vuelo con ‘overbooking’: la compañía pidió a cuatro pasajeros de un vuelo Chicago-Louisville que retrasasen un día su viaje para ceder sus plazas a empleados de United Airlines. Uno de los testigos que grabó el incidente, Audra D. Bridges, asegura que la aerolínea ofreció 400 dólares y una noche gratis de hotel a los pasajeros. Cuando ninguno aceptó, United Airlines dobló la oferta hasta los 800 dólares pero tampoco logró su objetivo. Entonces, la compañía decidió que un ordenador elegiría de forma aleatoria qué pasajeros tendrían que quedarse en tierra.