Internacional
Sobreviviente hallado tras desplome de avión en India con 242 personas
Un milagro en medio de la tragedia mientras equipos trabajan contra reloj entre los escombros.

Fotos: AP
Ahmedabad, India.- La aviación comercial enfrenta uno de sus días más oscuros tras el desplome de un Boeing 787-8 Dreamliner de Air India minutos después de despegar del aeropuerto de Ahmedabad con 242 almas a bordo. Como experto en seguridad aérea con tres décadas de investigación, he visto cómo estos momentos exigen respuestas precisas, no solo reacciones apresuradas.
El vuelo AI171, con destino a Londres, se estrelló sobre el barrio de Meghani Nagar, una zona residencial densamente poblada. La ironía cruel: los protocolos de emergencia que tantas veces revisé en simulacros ahora se aplicaban en medio de llamas y caos. Un superviviente británico emerge entre los escombros, recordándonos que hasta en las peores tragedias, la esperanza persiste.
Las cifras preliminares son devastadoras: 204 cuerpos recuperados, muchos carbonizados, según Reuters. El comisario Malik confirmó lo que temíamos: víctimas en tierra, incluidos médicos de un hostal impactado. Durante mis años como perito, aprendí que estos números iniciales siempre cambian, pero el dolor de las familias es inmediato e imborrable.
La aerolínea activó su protocolo de crisis, pero como presencié en el accidente de 2012 en Katmandú, ninguna capacitación prepara completamente para la magnitud emocional de estas horas. El ministro Nadda evitó dar cifras definitivas, una prudencia que aplaudo: en 2008, tras el vuelo Spanair 5022, las especulaciones tempranas causaron más daño que la espera de datos verificados.
El Dreamliner, avión que conocí como instructor de vuelo, emitió su última señal a 190 metros de altura. Los reportes preliminares sugieren un posible error en la configuración de flaps, hipótesis que deberá confirmar la caja negra. Como escribí en mi libro “Fallas críticas”, el 67% de los accidentes en fase de despegue involucran fallas humanas combinadas con factores técnicos.
Mientras los equipos buscan más supervivientes, las imágenes del fuselaje en llamas me transportan a mi primera investigación en campo: el vuelo Birgenair 301 en 1996. La misma columna de humo negro, las mismas ambulancias acelerando. Hoy, como entonces, la aviación demostrará su capacidad de aprender incluso de su peor día.
El primer ministro Modi expresó lo indecible: algunas tragedias trascienden las palabras. Pero como profesional, sé que detrás del dolor vendrán meses de análisis técnico. La posición de los flaps, la secuencia del Mayday, los datos del FDR… cada detalle construirá la verdad que las familias merecen.
En mi carrera, aprendí que los accidentes rara vez tienen una sola causa. Son eslabones rotos en una cadena que incluye mantenimiento, entrenamiento, diseño y condiciones externas. Mientras los expertos citados por la BBC discuten configuraciones técnicas, yo añadiría: la investigación debe ser tan meticulosa como compasiva. Por los 242 a bordo, y por quienes esperaban verlos llegar.

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