Suecia impone cadena perpetua por asesinato de piloto jordano

En un giro irónico de la justicia global, un ciudadano sueco recibió el jueves la pena máxima por su papel en el brutal homicidio de un militar jordano, cometido bajo las órdenes del autodenominado Estado Islámico. Los medios escandinavos, usualmente más preocupados por el bienestar de los reclusos que por sus crímenes, esta vez celebraron la sentencia con un entusiasmo casi bélico.

La víctima, el teniente Mu´ath al-Kaseasbeh, de 26 años, fue capturado tras el desplome de su caza F-16 cerca de Raqqa, la otrora capital del terrorismo creativo en Siria. Los genios de la crueldad lo encerraron en una jaula y, en un acto de refinada barbarie digno de la Edad Media con filtro Instagram, le prendieron fuego. Así, mientras Occidente debatía si el café de Starbucks era demasiado caro, estos innovadores del horror reinventaban el espectáculo público.

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