La Comisión de Bolsa de Valores de Tailandia (CBVT) ha ejecutado una medida contundente contra Jakkaphong ‘Anne’ Jakrajutatip, copropietaria de la organización Miss Universo. El organismo regulador ordenó el congelamiento de todas sus cuentas bancarias y activos financieros, una decisión que se enmarca dentro de una investigación por presunto fraude y malversación de fondos. Esta acción se produce después de que un tribunal de Bangkok emitiera una orden de arresto en su contra por no presentarse a la audiencia final de su juicio, donde se esperaba dictar sentencia.
La CBVT, en un comunicado oficial, ha declarado a Jakrajutatip como una persona “no apta y poco confiable” para realizar actividades comerciales. La acusación central señala un presunto desvío de capitales, estimado en aproximadamente 16 millones de dólares, a través de una estructura que involucraría testaferros y contratos ficticios. Según la comisión, este esquema tenía el objetivo de engañar a inversores mediante el registro de información financiera falsa. Como consecuencia de estas actuaciones, la CBVT también ha ordenado la salida de su empresa, JKN Global Group, del mercado de valores tailandés.
El congelamiento de los activos de la empresaria tiene una vigencia inicial de 180 días. Paralelamente, la sanción le prohíbe ocupar cargos directivos en cualquier empresa pública y le impide salir del territorio tailandés. No obstante, su paradero actual es desconocido, ya que no se ha presentado a las autoridades judiciales ni ha realizado declaraciones públicas para enfrentar las acusaciones en su contra o la orden de arresto vigente.
La situación legal de Anne Jakrajutatip se entrelaza con la profunda crisis financiera de su conglomerado, JKN Global Group. Esta empresa, que adquirió los derechos de Miss Universo en octubre de 2022 por una suma de 20 millones de dólares, ya había declarado bancarrota en noviembre de 2023 debido a graves problemas de liquidez. En un intento por estabilizar sus finanzas, JKN vendió en enero de 2024 el 50% de su participación en el certamen de belleza al empresario mexicano Raúl Rocha Cantú.
Esta transacción, sin embargo, añadió otra capa de complejidad al escenario. Raúl Rocha Cantú es actualmente prófugo de la justicia mexicana, la cual lo investiga por presuntos vínculos con el crimen organizado. De este modo, ambos propietarios de Miss Universo, Jakrajutatip y Rocha Cantú, son buscados por las autoridades de sus respectivos países, dejando a la organización en un limbo legal y operativo sin precedentes.
La propia organización Miss Universo ha reconocido públicamente que se encuentra en un “proceso de transición”, aunque los detalles concretos sobre este plan y el futuro inmediato del concurso se mantienen en la opacidad. La incertidumbre generada por las acciones legales contra sus dueños pone en cuestión la capacidad de la empresa para operar con normalidad y gestionar uno de los eventos de belleza más emblemáticos a nivel global.
El caso trasciende el ámbito de un simple proceso judicial para convertirse en un estudio de las implicaciones de la gobernanza corporativa y los riesgos financieros. La intervención de la máxima autoridad bursátil tailandesa subraya la gravedad de las acusaciones, que apuntan a un deterioro sistemático de los mecanismos de control dentro de JKN. Para la industria del entretenimiento y los concursos de belleza, este episodio representa un desafío significativo, ya que la estabilidad y reputación de la franquicia están directamente ligadas a la integridad de sus propietarios. El desarrollo de este caso determinará no solo el futuro de los involucrados, sino también la viabilidad de una marca internacional bajo una presión legal y financiera extrema.












