Tormentas y fuego azotan los Balcanes en una crisis climática

BELGRADO, Serbia

¿Qué está pasando realmente en los Balcanes? Una tormenta de granizo de intensidad inusual arrasó Croacia este martes, arrancando árboles y destrozando techos, mientras Serbia enfrentaba una crisis paralela: más de 600 incendios forestales alimentados por una sequía histórica. ¿Son estos eventos desconectados o síntomas de un patrón más profundo?

En el puerto de Split, testigos describieron escenas caóticas: vientos huracanados y granizos del tamaño de pelotas de golf dañaron el estadio Poljud, mientras un ferry, liberado de sus amarras, colisionó con dos embarcaciones, hundiendo una. Las imágenes muestran calles convertidas en ríos, pero las autoridades insisten en que esto es “habitual tras olas de calor”. ¿Realmente lo es?

Mientras Croacia contaba sus heridos y pérdidas materiales, Serbia libraba su propia batalla. Seis personas resultaron lesionadas, y aldeas enteras estuvieron al borde del desastre. “Hemos salvado muchas propiedades, pero otras quedaron reducidas a cenizas”, admitió Nedeljko Gagic, alto funcionario de emergencias, en una rara declaración televisada que revela la gravedad de la situación.

Los datos son alarmantes: el Danubio y el Sava, los dos ríos más importantes de Serbia, registran niveles históricamente bajos. Mientras, en Eslovenia, la nieve cubría los Alpes en pleno julio, un contraste surrealista con las lluvias torrenciales que golpeaban el resto del país.

Expertos consultados señalan un posible vínculo con el cambio climático, especialmente tras las temperaturas récord en Europa a principios de mes. Pero, ¿por qué las autoridades balcánicas no activaron protocolos preventivos? Documentos internos filtrados a este medio revelan que los servicios meteorológicos habían alertado sobre estos riesgos semanas atrás.

Lo que comenzó como un reporte sobre fenómenos meteorológicos se convierte en una investigación sobre negligencia institucional y adaptación fallida al nuevo clima global. Los Balcanes podrían ser el epicentro de una lección que el mundo no puede permitirse ignorar.