El exmandatario Donald Trump reavivó este martes sus recurrentes críticas sobre la investigación de la interferencia rusa que marcó su primer gobierno, aprovechando un nuevo informe de inteligencia para cuestionar los hallazgos sobre el supuesto espionaje de Moscú en los comicios de 2016.

“Es hora de ir tras algunos”, declaró Trump desde el Despacho Oval, reiterando sin fundamento que su predecesor, Barack Obama, y otros altos funcionarios habían cometido traición.

Aunque no es la primera vez que lanza estas acusaciones, ahora lo hace en un contexto en el que su administración utiliza recursos federales para investigar a sus críticos, incluidos exfuncionarios que lideraron la pesquisa sobre la injerencia rusa a su favor.

Estas pesquisas ocurren mientras las agencias de seguridad enfrentan amenazas globales, pero para Trump representan una herramienta para movilizar a su base, dividida por el caso Epstein y la presión por mayor transparencia.

La réplica de la oficina de Obama no se hizo esperar. “No solemos responder a las falsedades de esta Casa Blanca, pero estas afirmaciones son demasiado graves para ignorarlas: son ridículas y solo buscan distraer”, afirmó su portavoz, Patrick Rodenbush.

El informe que reescribe la historia

El discurso de Trump coincidió con un nuevo informe de la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, que minimiza el alcance de la interferencia rusa en 2016, destacando correos donde el gobierno de Obama reconocía que Moscú no manipuló los sistemas electorales.

Sin embargo, Obama nunca negó otros métodos de injerencia, como el hackeo masivo a los demócratas y la campaña de desinformación en redes sociales.

Los demócratas rechazaron el documento, tachándolo de manipulación política. “Gabbard usa su cargo para promover teorías conspirativas”, denunció el senador Mark Warner.

Las investigaciones que lo contradicen

Múltiples indagatorias, incluida la del fiscal Robert Mueller, confirmaron la intromisión rusa y el beneficio para la campaña de Trump, aunque sin pruebas de conspiración criminal.

Trump también incluyó en sus acusaciones a Hillary Clinton, James Comey y James Clapper, sin presentar evidencias. Curiosamente, una reciente sentencia de la Corte Suprema protege a los expresidentes de ser enjuiciados por actos oficiales.

Al ser consultado sobre Ghislaine Maxwell, Trump desestimó el caso como una “cacería de brujas”, reflejando su habitual estrategia de desviar la atención hacia polémicas pasadas.