Internacional
Trump convierte la frontera sur en zona militar para criminalizar migrantes
La militarización de la frontera sur de EE.UU. bajo una polémica figura legal que evita controles democráticos.

Foto: El Universal.
En un giro digno de una distopía orwelliana, la Embajada de Estados Unidos en México ha decidido recordarnos que, en pleno siglo XXI, la solución preferida para “proteger la democracia” es convertir kilómetros de tierra en un campo de batalla. Sí, hablamos de las recién estrenadas áreas de defensa nacional, un eufemismo maravilloso para decir “aquí entra el ejército y salen tus derechos”.
No es que el presidente Donald Trump haya inventado la pólvora: desde abril pasado, el mandatario —siempre tan aficionado a los golpes de efecto— firmó un decreto para militarizar terrenos federales en la frontera sur. ¿El pretexto? La seguridad nacional. ¿La realidad? Una jugada maestra para burlar la Ley Posse Comitatus, esa molesta normativa que impide usar soldados como policías. ¡Qué detalle tener que respetar la Constitución cuando puedes declarar una emergencia!
Las NDA (por sus siglas en inglés, que suenan tan inofensivas como una app de citas) tienen un objetivo claro: disuadir cruces no autorizados. O, en cristiano, convertir a migrantes desesperados en criminales de guerra. Porque, atención al detalle: pisar estos terrenos ya no es una falta migratoria, sino un delito federal equiparable a colarse en el Pentágono. ¡Bienvenidos al país de las oportunidades, donde la oportunidad es elegir entre morir en el desierto o pudrirte en una celda!
Hasta ahora, hay dos zonas liberadas (nótese la ironía): una en Nuevo México y otra en Texas, cerca de El Paso. Pero tranquilos, el gobierno promete más. ¿El requisito? Ninguno. Trump, en un alarde de creatividad jurídica, saltó al Congreso como un ninja y usó su declaración de emergencia —esa que firmó el mismo día de su toma de posesión, casualidad— para blindar su proyecto estrella: la guerra contra los pobres.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, lo dejó claro durante su visita en abril: “Esta es propiedad del Departamento de Defensa“. Traducción: aquí manda el M16, no el habeas corpus. Y para que no queden dudas, 28 migrantes ya fueron acusados no por cruzar, sino por “violar normas de seguridad militar”. Un delito mayor, claro, porque nada protege más a Estados Unidos que criminalizar a familias que huyen de la violencia.
Así que ya lo saben: en la tierra de los libres, la libertad ahora viene con alambre de púas y fusiles. ¿El sueño americano? Quizá era solo una pesadilla.

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