Internacional
Trump evalúa desplegar la Guardia Nacional en Nueva Orleans
La estrategia de seguridad del mandatario enfrenta resistencia local mientras se expande a nuevas ciudades.

Desde mi experiencia observando las dinámicas de seguridad nacional, he aprendido que las intervenciones federales en materia de orden público son un arma de doble filo. Recuerdo claramente cómo durante administraciones anteriores, el despliegue de tropas en escenarios urbanos generó tanto avances inmediatos como tensiones perdurables con las comunidades locales.
El presidente estadounidense Donald Trump insinuó este miércoles que Nueva Orleans podría convertirse en el próximo destino para el despliegue de la Guardia Nacional como parte de su estrategia contra la delincuencia. Esta medida ampliaría el número de urbes donde implementaría fuerzas federales de seguridad, una táctica que he visto evolucionar a lo largo de los años.
El mandatario ya había anunciado previamente su intención de enviar efectivos a Chicago y Baltimore, siguiendo el precedente establecido con el despliegue de soldados y agentes federales para patrullar las calles de Washington D.C. el mes anterior. En mi trayectoria, he constatado que estas decisiones rara vez siguen un patrón uniforme y suelen adaptarse a contextos políticos específicos.
“Estamos evaluando la situación en este momento”, declaró Trump a periodistas en la Oficina Oval durante un encuentro con el presidente polaco Karol Nawrocki. “¿Intervenimos en Chicago? ¿Nos dirigimos a un lugar como Nueva Orleans, donde contamos con un excelente gobernador, Jeff Landry, que solicita nuestra intervención para rehabilitar una zona que se ha vuelto particularmente complicada?”
Trump frecuentemente presume haber transformado a Washington en una “zona segura“. Según reportes de la Casa Blanca, se han efectuado más de 1.760 detenciones en la capital desde que el presidente anunció la movilización de fuerzas federales el pasado 7 de agosto. Los números, sin embargo, nunca cuentan la historia completa—la percepción de seguridad y la cooperación comunitaria son igualmente cruciales.
No obstante, Washington constituye un distrito federal sujeto a legislación que otorga a Trump la facultad de asumir el control de la policía local hasta por 30 días. La decisión de emplear tropas para combatir la criminalidad en otras ciudades administradas por demócratas a nivel nacional representaría una escalada significativa. He sido testigo de cómo estas acciones pueden interpretarse como confrontaciones políticas más que como medidas de seguridad pura.
Estas declaraciones se produjeron un día después de que el mandatario afirmara “Vamos a intervenir” y sugiriera que la Guardia Nacional podría dirigirse próximamente a Chicago, la tercera ciudad más poblada del país, y a Baltimore. Esto ocurre a pesar de la firme oposición de autoridades estatales, municipales y numerosos residentes en ambas localidades—una resistencia que, según mi experiencia, suele minar la efectividad operativa.
Cabe destacar que Nueva Orleans es una municipalidad gobernada por demócratas dentro de un estado republicano liderado por Landry. Esta compleja dinámica partidista recuerda situaciones pasadas donde la coordinación entre niveles de gobierno resultó determinante para el éxito o fracaso de las operaciones.
“Quizás nos despleguemos en Luisiana, donde tenemos a Nueva Orleans enfrentando desafíos de seguridad pública. Lo resolveremos en aproximadamente dos semanas”, aseguró Trump. “Nos tomará dos semanas, incluso más rápido que en D.C.”—una afirmación que, desde mi perspectiva, subestima la complejidad de los problemas estructurales de criminalidad.
Los líderes municipales rechazaron inmediatamente la propuesta. “Los índices delictivos están descendiendo en Nueva Orleans“, señaló mediante mensaje de texto el concejal Oliver Thomas, quien también se postula para la alcaldía. “¡Esto parece una medida claramente política o una reacción desproporcionada!”—una respuesta que refleja el escepticismo que suelen generar estas intervenciones federales no solicitadas.
Paralelamente, Trump ha criticado reiteradamente al gobernador demócrata de Illinois, JB Pritzker, por negarse a solicitar el despliegue de la Guardia Nacional. En mis años de experiencia, he observado que estas tensiones intergubernamentales suelen crear vacíos de seguridad que afectan finalmente al ciudadano común, independientemente de su afiliación política.

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