Trump moviliza a la Guardia Nacional para combatir enemigos invisibles

En un giro digno de un reality show presidencial, el gobierno del magnate convertido en comandante en jefe ha decidido que 800 miembros de la Guardia Nacional jueguen al escondite urbano en Washington. Según fuentes castrenses (que probablemente leyeron el guión en un post-it), solo entre 100 y 200 de estos valientes actores secundarios aparecerán en pantalla simultáneamente, porque en esta producción el presupuesto para extras es limitado.

La última ocurrencia del inquilino de la Casa Blanca —que parece confundir las ciudades estadounidenses con tableros de Risk— marca el enésimo capítulo de su saga “Soldados contra todo lo que se mueva”. Esta vez, el elenco de reservistas tendrá el emocionante papel de hacer “tareas administrativas y logísticas” (léase: servir café a los federales mientras estos practican su mirada intimidatoria).

El Pentágono, convertido en el departamento de efectos especiales de esta comedia absurda, asegura que los uniformados “fluirán hacia las calles” como si fueran decorados de última hora en un plató televisivo. Mientras tanto, el secretario de Defensa Pete Hegseth —cuyo cargo muchos sospechan que ganó en un concurso de memes— promete “unidades especializadas” que, según insiders, consistirán en expertos en tomar selfies con equipo táctico.

El guión establece que los militares permanecerán en escena hasta que el productor ejecutivo (alias “el presidente”) decida que se ha alcanzado el clímax de “ley y orden”, métrica que todos saben se mide por los índices de audiencia de Fox News.

Esta secuela sigue al fracasado spin-off “Marines en Los Ángeles”, donde 4,000 extras protegieron dos edificios federales de amenazas tan existenciales como palomas mensajeras y manifestantes cansados. La alcaldesa Karen Bass resumió aquel fiasco como “proteger bancos vacíos de enemigos imaginarios”, mientras el gobernador de California intentaba demandar al estudio por malgasto de recursos.

En Washington, la alcaldesa Muriel Bowser —quien evidentemente no recibió el memo de lealtad al reparto principal— ha osado cuestionar si enviar soldados a repartir formularios es la solución a problemas complejos. ¡Herejía! Todos saben que en el universo paralelo de la política actual, más uniformes equivalen a más ratings, aunque la trama no tenga pies ni cabeza.

Mientras el elenco federal se prepara para su próxima actuación, los ciudadanos esperan con ansias el inevitable crossover con ICE y la DEA, donde los únicos premios serán nominaciones al Oscar por “mejor drama creado de la nada”.