El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó oficialmente el aplazamiento de la imposición de nuevos aranceles a productos mexicanos que estaba programada para entrar en vigor el 1 de noviembre. La decisión se produce después de una llamada telefónica mantenida el pasado sábado entre Trump y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, donde ambos mandatarios acordaron extender el plazo para las negociaciones.
Durante una conversación con periodistas a bordo del Air Force One, Trump manifestó su satisfacción con la prórroga, afirmando que “me gusta la extensión con México porque nos está yendo muy bien” en las tratativas. El mandatario estadounidense añadió que su país “recibe muchos aranceles” y que México “está pagando mucho dinero”, aunque no especificó a qué transacciones se refería exactamente.
Por su parte, la presidenta Sheinbaum había informado previamente sobre este desarrollo crucial, destacando que la comunicación había servido para desactivar temporalmente la amenaza de imposición de gravámenes a las exportaciones mexicanas. La mandataria describió el intercambio como una conversación breve pero cordial, ocurrida mientras Trump se encontraba de viaje en Asia. Ambos líderes convinieron en que sus equipos técnicos necesitaban más tiempo para concluir el análisis de las 54 barreras no arancelarias mexicanas que permanecen pendientes de resolución.
El origen de esta tensión comercial se remonta al anuncio realizado por Washington de establecer una tasa del 25% para todas las importaciones de camiones pesados mexicanos a partir del 1 de noviembre. Sheinbaum había anticipado días antes que no descartaba una comunicación directa con Trump para abordar este asunto, lo que finalmente materializó en el diálogo del sábado.
La presidenta explicó que el plazo de tres meses originalmente establecido para resolver estas diferencias comerciales estaba próximo a vencer, pero el entendimiento alcanzado permite continuar con las discusiones técnicas. “Acordamos hablarnos nuevamente en algunas semanas, porque prácticamente estamos ya cerrando este tema”, señaló Sheinbaum durante su conferencia de prensa matutina. Subrayó que la llamada tuvo como objetivo principal asegurar que no llegara la fecha límite sin que hubiera habido comunicación entre las partes y sin un acuerdo sobre la continuidad del trabajo entre equipos.
Cuando se le preguntó específicamente si la amenaza de aranceles había sido desactivada, la mandataria respondió afirmativamente: “Sí, es decir, seguimos trabajando y no hay ninguna situación por lo pronto, en donde pudiera haber el 1 de noviembre algún arancel especial”.
No obstante, reconoció la impredecibilidad que caracteriza a la administración Trump al añadir: “Digo, siempre hay lo que pueda ocurrir con el presidente Trump, pero fue una llamada cordial”. Ambos líderes coincidieron en que las relaciones bilaterales marchan positivamente en materia de seguridad, migración y comercio. Mientras tanto, Trump ofreció su propia perspectiva económica durante sus declaraciones a bordo del avión presidencial. Afirmó que “muchas automotrices se están mudando de México a Estados Unidos”, sosteniendo que el país había perdido aproximadamente el 57% de su capacidad de fabricación de automóviles a lo largo de tres décadas, pero que “todo está regresando debido a los aranceles”.
El presidente estadounidense defendió estos gravámenes como una cuestión de seguridad nacional, argumentando que “estamos acumulando una gran riqueza gracias a los aranceles”. En este contexto, Trump reveló un significativo desarrollo de inversión, anunciando que Toyota realizará una inversión superior a los 10.000 millones de dólares para establecer plantas de fabricación en Estados Unidos.
El anuncio lo hizo durante un discurso a las tropas estadounidenses en la base naval de Yokosuka, Japón, donde mencionó que la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, le había comunicado personalmente esta decisión de la empresa automotriz. El mandatario estadounidense también aprovechó la oportunidad para destacar el liderazgo tecnológico de su país, afirmando que “en IA, estamos liderando a China. Somos líderes mundiales en IA”, aunque esta declaración parece tangencial al tema central de la negociación comercial con México.
Este episodio representa otro capítulo en la compleja relación comercial entre ambos países, donde la amenaza de aranceles se utiliza como instrumento de negociación, pero donde también prevalece el reconocimiento mutuo de la importancia de mantener flujos comerciales estables. La extensión del plazo sugiere que ambas partes visualizan una solución negociada a las disputas comerciales pendientes, evitando por ahora una escalada que afectaría significativamente a las economías de Norteamérica.



















