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Internacional

Trump vincula reconocimiento palestino de Canadá con futuras negociaciones comerciales

La decisión de Ottawa sobre Palestina desencadena una nueva amenaza comercial desde Washington.

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WASHINGTON— En un giro inesperado, el presidente Donald Trump vinculó directamente el reciente anuncio de Canadá sobre el reconocimiento de un Estado palestino con las tensiones comerciales entre ambas naciones. ¿Se trata de una estrategia calculada o de otra maniobra improvisada en su guerra arancelaria global?

La amenaza, lanzada en las primeras horas del jueves a través de su plataforma Truth Social, revela un patrón recurrente: utilizar disputas económicas como palanca en temas geopolíticos aparentemente inconexos. Sin embargo, esta vez la contradicción salta a la vista. Mientras minimizaba posturas similares de Reino Unido y Francia días antes, Trump ahora convierte el gesto canadiense en un obstáculo insalvable para el comercio bilateral.

Fuentes cercanas a las negociaciones, que pidieron anonimato, cuestionan la coherencia de esta postura. “El USMCA (Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá) está programado para renegociarse en 2025. Este ultimátum parece más una represalia personal que una estrategia económica”, señaló un exfuncionario del Departamento de Comercio.

El momento no podría ser más delicado. El primer ministro Mark Carney anunció el miércoles que Ottawa formalizará su reconocimiento en septiembre, sumándose a una ola internacional de críticas a la ofensiva israelí en Gaza. Trump, quien inicialmente evitó posicionarse, terminó equiparando el reconocimiento con “premiar a Hamás”, según declaraciones posteriores.

Documentos obtenidos por este medio muestran que el equipo comercial de la Casa Blanca no incluyó inicialmente el tema palestino en su lista de prioridades negociadoras con Canadá. ¿Por qué entonces el cambio abrupto? Analistas apuntan al historial de roces personales de Trump con el país vecino, incluyendo sus polémicas sugerencias sobre una anexión territorial.

El patrón se repite: apenas esta semana, el mandatario amenazó a Brasil con aranceles punitivos, vinculándolos explícitamente a su apoyo al expresidente Jair Bolsonaro. Estas acciones plantean una pregunta incómoda: ¿Está Trump instrumentalizando la política comercial para resolver batallas ideológicas y personales?

Mientras el viernes se acerca —fecha límite para los aranceles del 35%—, diplomáticos canadienses trabajan contra reloj. Pero más allá del desenlace inmediato, este episodio deja al descubierto una nueva faceta de la diplomacia trumpista: la fusión peligrosa entre intereses económicos, agendas personales y conflictos geopolíticos lejanos.

La revelación final podría ser esta: bajo la superficie de las guerras comerciales, se libra una batalla más profunda por redefinir los límites —o la ausencia de ellos— entre política exterior, economía y vendettas personales en la era postnormativa.

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