Un conductor ebrio convierte la fiesta del Liverpool en tragedia

LIVERPOOL, Inglaterra — En un giro tragicómico que solo la vida real podría inventar, la ciudad que celebraba su vigésimo título de Premier League se topó con un conductor que, al parecer, confundió el festejo con un circuito de obstáculos. Las autoridades, en su infinita sabiduría, decidieron que el sospechoso —un británico de 53 años que posiblemente pensó que el volante era un joystick— merecía un día extra de hotel gratuito en una celda para reflexionar sobre su hazaña.

Siete víctimas yacen en camas de hospital, mientras el recuento de heridos sube a 80, porque, claro, en el frenesí de la celebración, algunos aficionados olvidaron que ser atropellados no estaba en el programa. La Policía de Merseyside, siempre diligente, sigue sumando cifras como si se tratara de una macabra lotería: “¡Y el número ganador es… otro moretón!”

El conductor, cuyo nombre permanece en el anonimato porque las leyes británicas protegen más a los sospechosos que a las víctimas, habría esquivado un control policial siguiendo a una ambulancia. Una táctica audaz, aunque no tan original: ya la usaban los ladrones de bancos en películas de los 90. Eso sí, con menos consecuencias mortales.

Mientras la policía debate si acusarlo o soltarlo —porque 48 horas son insuficientes para decidir si arrollar a una multitud es “peligroso”—, los hinchas del Liverpool ahora tienen dos razones para recordar este día: un título histórico y un curso acelerado de supervivencia urbana.