Un turista convierte silla de cristal en polvo para su álbum de recuerdos

En un giro tragicómico que parece extraído de un manual sobre cómo no comportarse en un museo, un visitante anónimo decidió que las normas eran meras sugerencias y convirtió una valiosa silla de cristales Swarovski —inspirada en Van Gogh— en un moderno “collage” de añicos. El Palazzo Maffei, ese templo sagrado donde el arte sobrevive a la estupidez humana, fue el escenario de este performance involuntario titulado “El peso de la ignorancia”.

Las cámaras captaron el momento sublime en que el héroe de esta farsa, tras asegurarse de que ningún guardián del arte estuviera mirando, se dejó caer sobre la frágil obra como si fuera un sofá de Ikea. Su acompañante, en un acto de complicidad digna de las redes sociales, inmortalizó el instante previo al desastre. La silla, claro, no sobrevivió al encuentro.

El museo, entre lágrimas de cristal roto, declaró que “el arte se protege, no se utiliza”, frase que debería grabarse en letras de neón sobre la entrada de todos los espacios culturales. La directora Vanessa Carlon, con la paciencia de quien lidia con niños en una juguetería, lamentó que algunos visitantes confundan museos con parques de atracciones.

Lo más hilarante es que este episodio no es una excepción, sino la regla en la era del “like”. Según datos oficiales, casi un tercio de los daños a obras de arte mundial se deben a turistas empeñados en demostrar su existencia mediante selfies épicos. Desde esculturas decapitadas hasta instalaciones derribadas en nombre del Instagram, la humanidad parece empeñada en convertir el patrimonio cultural en un juego de destrucción creativa.

Mientras el museo evalúa acciones legales (y terapéuticas), la silla ha sido milagrosamente restaurada, aunque el trauma psicológico perdurará. Como moraleja, la institución ha lanzado una campaña titulada “No toques, no te sientes, no seas el hazmerreír de la cultura”. Eso sí, en letras pequeña: “Aplicable solo si te descubren”.

¿El verdadero arte aquí? La capacidad humana para superarse en el absurdo. Van Gogh, desde el más allá, debe estar pintando un nuevo cuadro: “Noche estrellada sobre una pila de cristales rotos”.