Ángela Aguilar: Vulnerabilidad y Empoderamiento en la Escena Musical Contemporánea
En un momento de auténtica transparencia digital, Ángela Aguilar se desnudó emocionalmente al aceptar el premio La Musa 2025, distinción que celebra su brillantez como creadora musical. La intérprete de 22 años manifestó su gratitud por el reconocimiento y el respaldo durante lo que describió como “etapas muy desafiantes”.
La descendiente de la dinastía Aguilar compartió un mensaje íntimo donde reveló transitar por una fase compleja en su trayectoria vital. Al ascender al escenario, con una risa que delataba ansiedad, admitió sentir aprehensión ante un espacio repleto de personas.
“Encontrarme actualmente, en este momento existencial, frente a un auditorio colmado de gente, me genera una ansiedad significativa“, declaró ante el respetuoso silencio de los asistentes, quienes minutos antes le habían brindado una ovación.
La Composición como Herramienta de Sanación Digital
Ángela afirmó que el proceso creativo de escribir canciones ha constituido su mecanismo para procesar sus vivencias, especialmente cuando el lenguaje convencional pierde significado. Esta práctica artística se ha convertido en un instrumento terapéutico y un dispositivo de supervivencia emocional.
“La creación literaria me ha rescatado en múltiples ocasiones y por eso valoro profundamente este homenaje“, expresó.
La vocalista de música regional mexicana, quien inició su trayectoria en el universo sonoro durante su infancia, destacó la relevancia de la sororidad en la industria, señalando que para las mujeres cada conquista profesional requiere el doble de esfuerzo, mientras los desaciertos tienen triple repercusión.
“Las mujeres en este ecosistema sabemos que cada triunfo exige doble dedicación y cada equivocación tiene triple impacto, el apoyo mutuo no debería ser una anomalía sino una norma cultural; gracias a todos por sostenerme en este período tan complejo”, enfatizó.
Ángela Aguilar ha experimentado un ciclo anual particularmente retador, donde paralelamente a sus innovaciones discográficas y su álbum “Nadie se va como llegó”, las críticas digitales y el acoso cibernético por su relación con el también cantante Christian Nodal, han marcado su recorrido profesional y personal en la era de la hiperconectividad.