¿Qué caerá con la confesión del Mayo?

“Cuando los Pinos caen en la sierra, no hacen ruido de madera… hacen eco de secretos que tiemblan en la política.”

Ese eco de la montaña acompañará a Ismael “El Mayo” Zambada el 25 de agosto de 2025, cuando en Brooklyn, Nueva York, se declare culpable después de medio siglo jugando al fantasma intocable de Sinaloa. La leyenda de un hombre que nunca pisó cárcel mexicana se apaga no en su tierra, sino en un tribunal extranjero donde bastará un “sí, culpable” para pulverizar su mito.

Pero la verdadera pregunta no es qué pasará con él, sino qué caerá con esa confesión. Porque el Mayo no es solo un capo, es un archivo vivo de complicidades. Su voz puede retumbar más fuerte que cualquier AK-47: detrás de su “culpable” podrían asomarse nombres de generales, gobernadores, secretarios… hasta viejos presidentes que regaron con silencio y favores la sombra de su imperio.

Washington celebrará el triunfo como un trofeo de colección. México, en cambio, se quedará mirando al suelo, temeroso de que los árboles de Los Pinos empiecen a crujir. Porque si el Mayo decide hablar más de la cuenta, no solo caerán sus aliados de la sierra, también podrían tambalear las instituciones que por décadas lo dejaron florecer como mito intocable.

Mientras tanto, Sinaloa arde. La guerra entre los Chapitos y los viejos leales del Mayo no espera sentencias: la confesión ya se traduce en balas. Pero lo más explosivo no está en los cañones, sino en los expedientes que podrían salir a flote: papeles, contratos, transferencias y secretos que nadie quiere escuchar en voz alta.

El 25 de agosto será recordado como el día en que un anciano capo firmó su epitafio judicial. Pero también puede ser el inicio de un terremoto político. Porque cuando un árbol tan viejo se desploma, no solo cae él… se tambalean todas las raíces que lo sostuvieron.