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Columna Desde La de Banqueta

Trump y el espejismo del banco descentralizado: la caja fuerte con apellido

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 “El oro ya no está en bóvedas, ahora brilla en la sombra de lo digital… la pregunta es: ¿será libertad o nuevo feudo con otro dueño?”

Donald Trump ya no solo busca votos, ahora quiere controlar la chequera del futuro. Con su proyecto World Liberty Financial (DeFi) y el token $WLFI, el expresidente se disfrazó de libertador financiero, prometiendo un banco descentralizado donde nadie pueda cerrarte la cuenta por tus ideas políticas o tu fe. Un discurso que huele a épica populista, pero que sabe a negocio familiar.

La narrativa es clara: se presenta como la víctima del “debanking” —cuando bancos tradicionales niegan servicios por motivos ideológicos— y ahora se vende como el sheriff que abrirá la banca para todos. Pero el saldo inicial no cuadra: la familia Trump ya presume ganancias que van de 500 millones a 5 mil millones de dólares en papel solo por la fiebre especulativa de su token. La descentralización, al parecer, sí tiene dueño.

El plan tiene segunda capa. Trump ordenó la creación de una reserva estratégica de Bitcoin, convirtiendo al Tesoro en un “hodler” oficial de criptomonedas incautadas, mientras bloquea la idea de una moneda digital de banco central (CBDC). El mensaje político es doble: “cripto sí, pero en mis términos”. Con un golpe mediático, convirtió al Bitcoin en símbolo de soberanía, como el nuevo oro digital bajo control del Estado… y de paso, bajo su narrativa.

En paralelo, la GENIUS Act aprobada en el Congreso establece que las stablecoins deben estar respaldadas 1 a 1 con dólares u otros activos sólidos. Con esta ley, se legitima un ecosistema que Trump ya capitaliza. Una jugada redonda: se viste de garante de la libertad financiera, mientras sus decretos engordan el valor de un proyecto que lleva su sello.

Los críticos advierten que la película no es tan heroica:

  • Menos regulación bancaria = más espacio para fraudes e improvisaciones.

  • Un presidente que gana con cada token que sube = conflicto de interés descarado.

  • La promesa de “banca para todos” = privilegio para quienes tengan acceso al capital, a las claves privadas y al círculo que dicta las reglas.

Trump posa como Robin Hood digital, pero el arco dispara directo a su caja registradora. Su banco “descentralizado” parece más bien una pirámide donde la base aplaude mientras la cima cobra dividendos.

El debate queda abierto:
¿será este banco descentralizado el amanecer de una era donde Bitcoin y DeFi sean patrimonio del pueblo, o la fachada más costosa de la política moderna, donde la libertad es el slogan… y el botín, patrimonio familiar?

Columna elaborada por:
La sombra desde la banqueta

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