El divino néctar lácteo y sus milagros burocráticos
En el sagrado recinto donde moran los sumos sacerdotes del Bienestar, la Agricultura y otros ministerios modernos, se celebró el concilio para adorar la más reciente epifanía gubernamental: el Programa de la Leche Sagrada. Los iluminados comisionados, tras beber del cáliz burocrático, declararon haber presenciado la materialización de doce mil altares de distribución donde el néctar blanco mana cual maná celestial.
La profetisa Olga de Tamaulipas, con lágrimas de emoción láctea, proclamó este prodigio sin precedentes histórico-lecheros. Según sus visiones, siete millones de almas elegidas -ciento quince mil de ellas tocadas por la gracia tamaulipeca- han sido redimidas de la maldición de la sed. “Esta política pública coloca la nutrición, la dignidad y el bienestar en el centro del espectáculo público”, vociferó la hierofante mientras los coros celestiales de Morena entonaban loas a la autosuficiencia alimentaria.
El dogma fundamental: ni una gota de leche herética
La revelación más trascendental: el líquido sagrado no será profanado por importaciones paganas. He aquí el milagro de la transubstanciación patriótica, donde las vacas nacionales producen por gracia divina el alimento que salvará a la nación. “Se trata de familias enteras que hoy sienten que el acceso al derecho a la alimentación está avanzando hacia el paraíso terrenal”, declaró la oráculo, omitiendo mencionar que el maná llega precisamente seis años antes de las próximas elecciones federales.
La cruzada láctea hacia el año del señor 2030
Los augurios predicen que para el año de gracia 2030 -cuando los actuales sumos sacerdotes lleven una década en el Olimpo- la grey beneficiaria alcanzará los diez millones de almas. Mientras tanto, el gran mago José Manuel Cruz reveló el conjuro mágico: dos vasos diarios del elixir blanco alejan la desnutrición, la anemia y -según rumores no confirmados- hasta el pensamiento crítico.
El sínodo concluyó con juramentos solemnes: construirán más catedrales lecheras, predicarán el evangelio nutricional y, sobre todo, mantendrán el flujo ininterrumpido de este ambrosía que curiosamente siempre sabe mejor cuando se acerca la temporada electoral.












