El Gamatón: el legado solidario que nace de una pérdida y une a una comunidad

El Gamatón: el legado solidario que nace de una pérdida y une a una comunidad

La reciente partida del joven empresario Gamaliel Salazar Miranda ha dado origen a un movimiento de solidaridad con profundo arraigo en el sur de Tamaulipas. Conocido por su discreta pero constante labor de ayuda al prójimo, su fallecimiento motivó a su familia a institucionalizar ese espíritu de servicio, dando vida al “Gamatón”. Esta iniciativa busca perpetuar el legado de humanidad de Gamaliel, transformando el dolor en una fuerza activa para el bienestar comunitario.

La primera acción concreta de este movimiento consistió en la distribución de 100 tortas, 100 tamales, 100 juguetes y 100 bolsas de dulces entre niños de colonias vulnerables de Tampico. Luis Javier Salazar Fernández, padre de Gamaliel y fundador de Tortas Wawanko, relata que desconocía la magnitud del activismo social de su hijo. Fue a través de videos, compartidos por la pareja de Gamaliel, que la familia descubrió sus acciones recurrentes: donaciones de comida y ropa, así como apoyo para el transporte público de personas en situación de vulnerabilidad. Este descubrimiento fue el catalizador definitivo para organizar y dar continuidad a esa labor silenciosa.

El Gamatón inició formalmente con una visita al Ejército de Salvación, llevando tortas y un pastel. El compromiso, sin embargo, se amplió rápidamente. La familia, acompañada por voluntarios, realizó una primera jornada masiva en las colonias Pescadores y Chairel, con la intención expresa de que este apoyo no sea un evento aislado, sino un hábito permanente. La caravana de donativos se vivió como una celebración comunitaria, donde la entrega de regalos generó momentos de alegría compartida entre niños y adultos. “El Gamatón nació después del fallecimiento de mi hijo Gamaliel”, explica su padre. “Nos dimos cuenta a través de videos que nos mostró su pareja, cuando hacía obras sociales… él nunca nos platicó nada de esto, pero ahora que lo sabemos, se nos ocurrió darle continuidad”.

“El Gamatón nació después del fallecimiento de mi hijo Gamaliel, porque nos dimos cuenta a través de videos que nos mostró su pareja, cuando hacía obras sociales, donaba pizzas, comida a necesitados, teniendo el contacto directo sin fines de lucro, él nunca nos platicó nada de esto, pero ahora que lo sabemos, se nos ocurrió darle continuidad”.

Paralelamente, la ola de solidaridad impulsada por el Gamatón encontró otro cauce urgente: el caso de Regina, una niña de dos años diagnosticada con retinoblastoma bilateral. Este agresivo cáncer ocular, que comenzó en su ojo derecho y se extendió al izquierdo, representa un desafío médico y económico abrumador. El primer diagnóstico indicaba la necesidad de extirpar ambos ojos, un pronóstico que sumió a sus padres, Francisco Ezequiel Florencia San Martín y Carmen Irene Orozco Céspedes, en la desesperación. La búsqueda de una segunda opinión médica en Nuevo León abrió una ventana de esperanza. Un tratamiento especializado de quimioterapia intraarterial, aplicada directamente en la zona afectada, podría no solo salvarle la vida, sino también preservar uno de sus ojos.

Sin embargo, el costo es prohibitivo. Cada una de las, al menos, cuatro sesiones de quimioterapia necesarias tiene un precio de 800 mil pesos, sumando un monto que supera los tres millones de pesos. Los recursos familiares, incluyendo tarjetas de crédito y débito, son insuficientes para cubrir esta montaña financiera. Ante esta crítica situación, la red de apoyo tejida alrededor del Gamatón y la propia comunidad de Tampico reaccionaron. Familiares, amigos y vecinos organizaron una kermés con causa en el parque de la colonia Petrolera, donando alimentos, productos y servicios para recaudar fondos para el tratamiento de Regina. La conmovedora lucha de la pequeña unió su destino al espíritu del Gamatón, demostrando cómo una iniciativa personal puede escalar para convertirse en un mecanismo de apoyo comunitario integral. “Mi bebé es un angelito, Dios sabe por qué hace las cosas”, expresa su padre, una reflexión que resuena con la historia de Gamaliel: ambas narrativas, una de pérdida y otra de lucha, convergen en un mismo punto, el de la capacidad humana para responder con generosidad ante la adversidad.

RELACIONADOS

Ultimas Publicadas

Matamoros

¿QUÉ PASO AYER?

ANUNCIATE CON NOSOTROS

Scroll al inicio