El Gran Teatro del T-MEC y la Danza de los Aliados

El Gran Teatro del T-MEC y la Danza de los Aliados

En un alarde de estrategia geopolítica que haría palidecer a Sun Tzu, los augures del régimen han decretado que la salvación de la patria reside en una coreografía diplomática digna del más absurdo ballet burocrático: movilizar a un ejército de corporaciones transnacionales para que, cual marionetas bien remuneradas, coreen las alabanzas de la integración sagrada en los altares de Washington. El IMCO, oráculo moderno de la competitividad, ha descendido del Olimpo con una revelación divina: debemos suplicar a nuestros amos comerciales que nos permitan seguir siendo su patio trasero favorito.

La propuesta es de una simplicidad brillante: en lugar de forjar una política industrial soberana, nuestro destino pende de la caridad que puedan brindarnos en las audiencias públicas de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos, ese circo donde los intereses nacionales se subastan al mejor postor. ¡Genial! ¿Por qué construir poder real cuando podemos dedicarnos al noble arte de la mendicidad estratégica?

La Quimera Logística: Promesas que se Pierden en el Horizonte

Mientras tanto, en el reino de la infraestructura, los brujos del desarrollo prometen planes transexenales que, por supuesto, nunca coinciden con los ciclos sexenales del poder. Hablan de modernizar puertos y vías férreas con la misma vehemencia con que un alquimista medieval prometía convertir plomo en oro. El Plan México suena a esos edictos imperiales que anuncian glorias futuras mientras el presente se hunde en el pantano de la burocracia aduanera.

Y he aquí la joya de la corona: simplificar los trámites aduaneros que la mismísima Casa Blanca señala como obstáculos. ¡Qué sublime muestra de soberanía! Esperamos pacientemente que el vecino del norte nos ilumine sobre cómo debemos gestionar nuestra propia casa. Es la versión moderna del “mande usted, mi patroncito”.

El Éxtasis del Gas: La Nueva Religión Energética

El acto final de este sainete development es la consagración del gas natural como el nuevo elixir de la prosperidad. Según los sumos sacerdotes de la inversión, garantizar su suministro por todo el territorio nacional atraerá lluvias de dólares. Parecen haber descubierto que la energía es importante, una revelación comparable a encontrar que el agua moja.

En este gran carnaval de la competitividad, donde los funcionarios se visten de estrategas y los think tanks de profetas, la verdadera integración se reduce a una triste comedia: bailar al son que tocan en el norte, mientras nos consolamos con la fantasía de que somos nosotros quienes dirigimos la orquesta.

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