El Sacrosanto Pase Dorado Revocado
En un acto de suprema ironía geopolítica, el Ilustrísimo Alcalde de San Luis Río Colorado, César Iván Sandoval Gámez, fue despojado de su pase de oro Sentri por los sumos sacerdotes de la Aduana y Protección Fronteriza (CBP) de los Estados Unidos. El delito: intentar cruzar hacia la tierra prometida de Yuma, Arizona, para una misión sagrada: firmar un pacto sobre la calidad del aire. La paradoja de discutir la pureza ambiental mientras se le declaraba persona non grata no pasó desapercibida para los observadores de este nuevo teatro del absurdo.
El edil, proclamando su inocencia con la vehemencia de un hombre que jura no haber tocado la manzana en el Jardín del Edén, aseguró no tener “investigación o antecedente legal en mi contra en México ni en Estados Unidos y en ninguna parte”. Confía, con una fe que mueve montañas pero no a los funcionarios de inmigración, en que el oráculo administrativo se pronuncie a su favor en los próximos días.
La Peregrinación Interrumpida
El jueves 13 de noviembre, el burgomaestre, montado en su corcel metálico Tahoe gris y acompañado por su fiel escudero del Oomapas, se dirigía a la cumbre binacional. Su destino: rubricar un convenio de colaboración ambiental. Sin embargo, los guardianes del portal fronterizo, en un ejercicio de discriminación celestial, encontraron falta en el peregrino principal, dejando pasar a su acompañante. El vehículo quedó retenido durante largas horas, como un carruaje de Cenicienta después de la medianoche, mientras se decidía el destino de su dueño.
La Nueva Cacería de Alcaldes
El presidente municipal de San Luis Río Colorado se ha unido a un exclusivo y nada deseado club: la Hermandad de los Ediles Sin Visa. Le preceden en este dudoso honor Juan Francisco Gim, de Nogales, y Óscar Eduardo Castro de Puerto Peñasco. Parece ser una nueva estrategia de diplomacia preventiva: en lugar de dialogar con los líderes locales, simplemente se les cancela el permiso de entrada, una suerte de aislamiento sanitario político.
Esta purga silenciosa de funcionarios municipales y estatales se lleva a cabo bajo el manto de un arcano secreto de estado. El gobierno estadounidense, en su infinita sabiduría, no está obligado a revelar sus motivos, operando bajo la máxima de que “el ciudadano que nada debe, nada teme”, a menos, claro, que sea un alcalde mexicano con agenda binacional.
El Absurdo de la Frontera “Cooperativa”
La medida, como es de esperarse en este grandioso teatro de lo irracional, ha sembrado una “preocupación” en la frontera. Allí, donde las agendas de trabajo dependen de la movilidad entre ambos países, se celebra la paradoja de organizar reuniones binacionales sobre seguridad y desarrollo económico, mientras uno de los binomios ve revocado su pase de acceso. Es como intentar apagar un incendio en equipo, pero confiscándole el cubo de agua al bombero de enfrente. Una lección magistral de cómo construir interdependencia con una mano mientras se demuele con la otra.














