En una decisión que redefine el panorama de la aviación comercial, el gobierno estadounidense ha emitido una orden directa para desintegrar la joint venture entre Delta Air Lines y Aeroméxico. El mandato exige la disolución de esta alianza estratégica antes del 1 de enero, eliminando así su capacidad de coordinar operaciones críticas como la fijación de tarifas, la programación de vuelos y la gestión de capacidad en las rutas que conectan ambos países.
Esta acción regulatoria, inicialmente propuesta por el Departamento de Transporte de EE. UU. (DOT) en julio, se enmarca dentro de una estrategia geopolítica y económica más amplia dirigida hacia el sector aeroespacial mexicano. El fallo impacta directamente en la arquitectura de la conectividad transnacional, afectando los modelos de negocio de las aerolíneas y las opciones de movilidad para los pasajeros en una de las rutas más transitadas a nivel global.
