El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, ha descartado, con base en la información disponible hasta el momento, que exista una conexión financiera entre el crimen organizado y el concurso de Miss Universo. Esta declaración se produce en un contexto de creciente escrutinio público, luego de que se revelara que la Fiscalía General de la República (FGR) mantiene una investigación activa sobre una extensa red criminal. Dicha red está acusada de operaciones de robo de combustible, tráfico de armas y narcóticos, y se encuentra vinculada al empresario Raúl Rocha Cantú, quien desde el año pasado es el propietario del certamen de belleza internacional.
En una conferencia de prensa celebrada este domingo, García Harfuch fue categórico al afirmar: “No tenemos ningún indicio de que haya dinero del crimen organizado en el concurso de Miss Universo, ni tenemos relacionado nada que tenga que ver con el concurso como tal con las investigaciones correspondientes”. El funcionario federal confirmó, no obstante, la existencia de trece órdenes de aprehensión relacionadas con el caso de la red criminal, lo que subraya la seriedad y el alcance de la pesquisa judicial en curso, independiente de la valoración sobre el concurso.
La investigación fiscal, según documentos a los que ha tenido acceso este medio, describe una estructura delictiva con ramificaciones internacionales, incluyendo conexiones en Guatemala, y con penetración en instalaciones estratégicas como la refinería Deer Park de Pemex en Houston, Texas. La trama también habría involucrado a agentes corruptos dentro de la propia Fiscalía. Uno de los mecanismos centrales de la operación era el denominado “huachicol fiscal”, un esquema sofisticado mediante el cual se comercializaban enormes volúmenes de hidrocarburos –se habla de 3.000 millones de litros adquiridos a la refinería– que cruzaban la aduana mexicana declarados falsamente como otras sustancias para evadir el pago de impuestos.
Dentro de esta compleja red, Raúl Rocha Cantú aparece señalado por las autoridades como un presunto colaborador en el financiamiento del esquema, con una aportación reportada de cinco millones de pesos. El perfil del empresario es el de un magnate con intereses diversificados que abarcan el entretenimiento, los casinos, la aviación, materiales industriales, bienes raíces y, significativamente, la distribución y transporte de hidrocarburos. Su historial previo incluye la propiedad del Casino Royale en Monterrey, escenario en 2011 de un brutal ataque perpetrado por el cártel de los Zetas que resultó en la muerte de 52 personas. Su incursión en el mundo de los concursos de belleza se materializó el año pasado cuando, a través de su firma Legacy Holding Group, adquirió el cincuenta por ciento de la organización Miss Universo.
La atención pública se centró con fuerza en Rocha Cantú tras la victoria de la mexicana Fátima Bosch en la edición más reciente del certamen. Los cuestionamientos sobre la transparencia del triunfo sacaron a la luz la relación profesional entre el padre de la nueva Miss Universo, un directivo de Pemex, y el empresario dueño de la franquicia. Esta conexión, aunque no implica irregularidad alguna por sí misma, actuó como un catalizador que puso bajo el microscopio los demás negocios de Rocha Cantú, desencadenando un efecto dominó que ha entrecruzado en la narrativa pública el glamour de un evento global con las sombras de una investigación por delincuencia organizada. La postura oficial, sin embargo, mantiene una clara separación entre ambos planos, insistiendo en que no hay evidencia que contamine al concurso con los fondos de actividades ilícitas.















