Con tan solo 19 años, Gerardo Alberto Müller Sandoval se ha convertido en una de las figuras más prometedoras del boxeo olímpico en Matamoros, destacando no solo por su disciplina, sino también por su impresionante trayectoria, que lo ha llevado a ser el único subcampeón nacional élite del municipio, competencia en la que está próximo a participar del 1 al 8 de Diciembre del presente año.
A lo largo de su joven carrera, ha logrado posicionarse como tres veces campeón estatal y tres veces medallista nacional, un palmarés que refleja su talento y el compromiso con el que ha asumido este deporte desde sus primeros pasos en el ring.
Gerardo recuerda que su historia en el boxeo comenzó a los 14 años, impulsado por el deseo de aprender, superarse y encontrar una actividad que lo retara física y mentalmente. Fue así como inició con clases particulares, sin imaginar que ese sería el inicio de un camino lleno de triunfos.
A los 15 años dio su entrada formal al mundo competitivo, participando en torneos que pusieron a prueba su habilidad, resistencia y fortaleza emocional, demostrando desde entonces un nivel que lo diferenciaba de otros jóvenes boxeadores.
El boxeo, además de ser una herramienta para desestresarse y mantenerse enfocado, se convirtió en una escuela de vida para él, enseñándole disciplina, autocontrol y constancia, valores que aplica tanto dentro como fuera del ring.
Hasta el día de hoy, Gerardo ha competido en nueve torneos, entre ellos tres estatales y seis interestatales, experiencias que no solo le han dado grandes resultados, sino también la motivación para seguir superándose y representando con orgullo a su ciudad.
Sin embargo, reconoce que sus logros no serían posibles sin el apoyo incondicional de su madre, Erika Sandoval Montalvo, quien ha estado a su lado en cada entrenamiento, viaje y competencia, celebrando con él cada triunfo y alentándolo en cada reto.
Con gran emoción, su madre recuerda el momento en que encontraron al entrenador adecuado: el señor José Luis Alcaraz González, quien aceptó prepararlo con la firme promesa de que sería su último “tiro” y no lo soltaría hasta verlo llegar a las grandes ligas, una promesa que, con dedicación y compromiso, continúa cumpliendo día con día.
Por Andréa Gonzalez



















