Hallan muerto al juez Everardo Maya Arias en circunstancias sospechosas

ZINACANTEPEC, Méx.— Un hallazgo macabro sacudió la madrugada del domingo en las afueras del panteón de Santa Cruz Cuauhtenco. Dentro de una camioneta Volkswagen blanca, abandonada en un camino de terracería, yacía el cuerpo sin vida del juez Everardo Maya Arias, magistrado retirado conocido por fallos polémicos que lo pusieron en la mira del poder político y, quizá, de intereses más oscuros.

Las primeras pesquisas revelaron un disparo en la cabeza y un arma de fuego cerca del cadáver. ¿Suicidio? La Fiscalía del Estado de México no descarta esa línea, pero las circunstancias —y la trayectoria del juez— alimentan dudas. ¿Por qué un hombre que desafió a narcotraficantes y políticos terminaría así? ¿Quién tenía motivos para silenciarlo?

Maya Arias no era cualquier juez. Su nombre resonó en casos emblemáticos: concedió un amparo a José Luis Abarca, exalcalde vinculado a la desaparición de los 43 de Ayotzinapa, y frenó la aprehensión de Ovidio Guzmán López, hijo del “Chapo”. Decisiones que le valieron críticas públicas del expresidente López Obrador, quien lo señaló como ejemplo de la corrupción judicial.

El vehículo, con placas NE-9087-C, estaba estacionado a metros del cementerio. Testigos hablan de un operativo discreto: policías estatales acordonaron la zona mientras peritos recogían evidencias. Sin embargo, persisten vacíos. ¿Hubo amenazas previas? ¿Presiones por sus fallos? La FGJEM abrió una investigación, pero la falta de transparencia en casos similares no inspira confianza.

Este no es un crimen aislado. Es la punta de un iceberg donde confluyen justicia, narcopolítica y poder. La muerte de Maya Arias podría ser otro eslabón en una cadena de impunidad. ¿Ocultarán las autoridades las pistas clave, como ha ocurrido antes? La respuesta, como el destino del juez, sigue en la sombra.