El esperado combate entre Anthony Joshua y Jake Paul, celebrado en los últimos días de 2025, culminó con un resultado tan contundente como previsible para los analistas del boxeo. La diferencia física y técnica entre ambos contendientes resultó insalvable. Joshua, el ex campeón unificado de los pesos pesados por la OMB, FIB y AMB, se presentó con un peso de 243.4 libras, frente a las 216.6 de Paul, una desventaja de casi 27 libras que se tradujo en una abrumadora superioridad de potencia dentro del cuadrilátero.
El desarrollo de la pelea fue una demostración metódica de la experiencia de un boxeador de élite frente a un pugilista proveniente del mundo del entretenimiento digital. Jake Paul, quien ha construido una carrera pugilística notable pero contra rivales de perfil distinto, no pudo resistir el poder, la precisión y el timing de Joshua. Visitó la lona en dos ocasiones antes de que el árbitro detuviera la contienda, evitando un daño mayor. Sin embargo, el impacto del combate trascendió el nocaut técnico. La evidencia posterior confirmó la severidad del castigo recibido: Anthony Joshua le provocó a Jake Paul una doble fractura de mandíbula.
El propio Paul compartió en sus redes sociales las radiografías que detallaban la lesión, utilizando la plataforma no solo para informar a sus seguidores, sino para lanzar un nuevo y audaz desafío. A pesar de la gravedad de su condición, el mensaje fue claro y desafiante: “Doble mandíbula rota. Dame a Canelo en 10 días”. En otra publicación, matizó su tono, señalando “Mandíbula rota. Corazón y huev… intactos. Hora de descansar, recuperarse y volver al peso crucero”, insinuando un posible regreso a una categoría de peso más adecuada a su complexión.
“A mis seguidores: gracias. A mis detractores: gracias. A mi equipo: gracias. A todos los luchadores: gracias. A Netflix: gracias. Al boxeo: gracias. A DIOS: GRACIAS. ESTA NOCHE SORPRENDIMOS AL MUNDO”, colocó también Paul en X.
Este llamado directo al campeón mexicano Saúl “Canelo” Álvarez reactiva una conversación que Paul ha buscado por largo tiempo, aunque se topa con una realidad logística y contractual compleja. Canelo Álvarez se encuentra actualmente en un proceso de recuperación tras una intervención quirúrgica en su codo izquierdo, una lesión que requiere un tiempo de rehabilitación meticuloso. Su retorno al ring no está previsto hasta, al menos, septiembre de este año.

Además, el calendario del pugil de Guadalajara está comprometido por acuerdos previos. Canelo mantiene un contrato vigente con el jeque Turki Al-Sheikh que estipula la realización de dos peleas más, lo que complica enormemente la posibilidad de un enfrentamiento express contra Jake Paul, incluso dejando de lado las considerables diferencias de peso, categoría y estatus deportivo entre ambos. El desafío de Paul, por tanto, opera más en el ámbito de la narrativa y el espectáculo que en el de una negociación boxística inmediatamente viable, aunque subraya la persistente estrategia del creador de contenido por situarse en el centro de los debates más relevantes del deporte.
El episodio deja varias lecturas técnicas. Por un lado, consolida la inmensa brecha que existe entre un campeón mundial consolidado en la categoría reina del boxeo y un pugilista que, pese a su dedicación y progreso, aún se mueve en una órbita distinta. Por otro, evidencia los riesgos físicos reales de estos cruces entre el boxeo tradicional y el de influencia mediática, donde las consecuencias de una diferencia de nivel tan marcada pueden ser graves, como lo demuestra la lesión maxilofacial sufrida por Paul. Finalmente, refuerza el modelo de Jake Paul, para quien incluso una derrota devastadora se convierte en combustible para la siguiente historia, manteniendo su nombre vinculado a las figuras más icónicas del deporte.













