Lecciones vitales del Simulacro Nacional 2025 para tu seguridad

Desde mi experiencia en gestión de riesgos, he visto cómo estos ejercicios marcan la diferencia entre el caos y la respuesta ordenada. Recuerdo claramente el simulacro de 2017 en la Ciudad de México; muchas personas lo tomaron a la ligera, pero horas después, la realidad nos golpeó con un sismo real. Quienes habían practicado seriamente evacuaron con calma y precisión. Quienes no, enfrentaron pánico y confusión.

El próximo 19 de septiembre a las 12:00 horas, no es solo otra conmemoración. Es un entrenamiento vital. He aprendido que identificar rutas de evacuación y puntos de reunión no es un trámite burocrático: en 1985, la falta de protocolos claros costó minutos cruciales que significaron vidas. Te aconsejo: hoy, no mañana, recorre mentalmente tu espacio de trabajo, escuela o hogar. Visualiza tu salida más segura.

La mochila de vida, o ‘maleta de vida’ como algunos le llaman, es tu kit de supervivencia básico. No es solo agua y un botiquín; tras el sismo del 85, aprendimos que debe incluir documentos importantes escaneados en una memoria USB, una linterna de manivela y un silbato. Un silbato simple ayudó a rescatistas a localizar a personas atrapadas entre escombros cuando las voces ya fallaban.

Mantener la calma suena cliché, pero es la lección más valiosa. En medio de la emergencia real, el cuerpo entra en shock. El simulacro entrena tu cerebro para responder automáticamente, sin dejarse llevar por el pánico. Participa efectivamente. No lo tomes como un juego, porque el día que menos lo esperes, este conocimiento práctico será tu mayor asset. Al finalizar, reporta cualquier falla en la alerta sísmica. Esa retroalimentación salva comunidades enteras.

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