La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, destacó este viernes que el país está próximo a cerrar el año 2025 como la segunda nación con la tasa de desempleo más baja a nivel mundial. Según los datos oficiales presentados, México registra una desocupación del 2.7%, una cifra que solo es superada por el 2.6% de Japón, situándose así en una posición de privilegio dentro del panorama laboral internacional.
La mandataria subrayó este logro a través de la red social X, acompañando su mensaje con una gráfica comparativa gubernamental que contrasta la situación mexicana con la de otros trece países. “Cerramos este 2025 como el segundo país con menos desocupación en el mundo. La transformación da resultados”, afirmó. El gráfico, elaborado con cifras de la plataforma Datosmacro, ofrece una instantánea clara de la jerarquía global en materia de empleo.
En el escalón inmediatamente posterior a México se encuentra Alemania, con una tasa del 3.8%. Le siguen Países Bajos (4%), Australia (4.3%), Estados Unidos (4.6%) e Irlanda (4.9%). La lista continúa con economías europeas que presentan cifras más elevadas: Austria (5.8%), Italia (6%), Bélgica (6.4%), Francia (7.7%), Suecia (9.1%), Finlandia (10.3%) y España, que cierra la comparativa con un 10.5% de desempleo. Es importante precisar que las cifras no son totalmente homogéneas en cuanto al período de referencia; mientras los datos de México, Países Bajos, Australia, Estados Unidos, Irlanda y Suecia corresponden a noviembre de 2025, los de Japón, Alemania, Austria, Italia, Bélgica, Francia, Finlandia y España están actualizados hasta octubre del mismo año.
Los números del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para octubre de 2025 ya anticipaban esta tendencia positiva, al situar la tasa de desocupación en el 2.6% de la Población Económicamente Activa (PEA). En términos absolutos, esto se traduce en 1.6 millones de personas desocupadas, dentro de una PEA que alcanzó los 62.5 millones de mexicanos. Esta cifra representa un incremento de 1.1 millones de personas activas en comparación con octubre de 2024, reflejando una tasa de participación del 59.9%.
Sin embargo, un análisis técnico y completo del mercado laboral mexicano obliga a mirar más allá de la cifra de desocupación. El mismo Inegi reporta que, en julio de 2025, la población ocupada en condiciones de informalidad ascendía a 33.9 millones de personas. Esto eleva la tasa de informalidad laboral al 55.7%, un indicador crucial que matiza significativamente el panorama. La informalidad, caracterizada por la falta de acceso a seguridad social y prestaciones laborales, representa un desafío estructural de primera magnitud. Implica que, aunque una gran mayoría de la población encuentra una fuente de ingresos, una parte sustancial lo hace en condiciones de vulnerabilidad, con empleos de baja productividad y sin la protección de un contrato formal.
Por lo tanto, la noticia presenta dos caras de una misma moneda. Por un lado, coloca a México en una posición envidiable en los rankings globales, sugiriendo una notable capacidad de la economía para generar puestos de trabajo y absorber mano de obra. Este es un indicador macroeconómico sólido que suele correlacionarse con la estabilidad social y el consumo interno. Por otro lado, la elevada tasa de informalidad actúa como un contrapeso que limita el impacto positivo del bajo desempleo. Un mercado laboral con alta informalidad puede comprometer la recaudación fiscal, la sostenibilidad del sistema de pensiones y la calidad de vida de los trabajadores a largo plazo. El verdadero reto para la política económica no solo será mantener estas bajas tasas de desocupación, sino lograr una transición gradual de los trabajadores informales hacia la economía formal, garantizando derechos y mejorando la productividad.
