México contiene exitosamente el gusano barrenador del ganado
Tras doce meses de la identificación del primer brote del gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax), puedo afirmar, con la experiencia de haber visto enfrentar otras crisis zoosanitarias, que México ha ejecutado una contención ejemplar. La infestación permanece confinada principalmente en las regiones del sur-sureste, donde se localiza el 99.9% de los focos activos, según los reportes del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), dependiente de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
En la actualidad, se monitorean 941 casos, una cifra que representa un ínfimo 0.003% del inventario pecuario nacional. Una lección que he aprendido a lo largo de los años es que la vigilancia temprana es crucial, y aquí ha dado sus frutos: el norte del territorio se mantiene libre de casos activos, un testimonio de la eficacia de la estrategia sanitaria desplegada a lo largo y ancho del país.
La batalla en el terreno: Medidas de control implementadas
Este periodo ha sido testigo de la operación zoosanitaria más extensa y compleja en memoria reciente. Se movilizó un contingente de 1,195 especialistas dedicados a labores de inspección, aplicación de tratamientos, imposición de restricciones de movilización, vigilancia epidemiológica y respuesta inmediata a casos sospechosos. He visto cómo, en campo, la logística lo es todo.
Como parte fundamental del control fronterizo, se han examinado y tratado 2.2 millones de cabezas de ganado. Estas acciones, aunque demandantes, han sido determinantes para crear una barrera y evitar la propagación del parásito hacia zonas libres, consolidando la bioseguridad nacional. La paciencia y el rigor en estos procedimientos marcan la diferencia entre el control y el desastre.
Una alianza estratégica: Colaboración con Estados Unidos
La cooperación internacional es otro pilar que he visto fracasar o triunfar. En este caso, la coordinación con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ha sido vital. Como parte de la Técnica del Insecto Estéril (TIE), se liberaron más de 4 mil millones de moscas estériles. Esta iniciativa se enmarca dentro del Plan de Acción Conjunto Senasica–APHIS, firmado en agosto de 2025, una hoja de ruta que demuestra que los problemas transfronterizos requieren soluciones conjuntas.
Mirando hacia el futuro, para 2026 está programado el inicio de operaciones de la Planta de Producción de Moscas Estériles en Metapa de Domínguez, Chiapas. Esta instalación, con una capacidad de producción de 100 millones de moscas estériles semanales, será un punto de inflexión. En mi experiencia, tener una fuente de producción local no solo abarata costos, sino que agiliza la respuesta y fortalece la autonomía en las labores de contención y erradicación.
El país está transitando de la fase de contención hacia los preparativos para la erradicación total del GBG. Sin embargo, los desafíos persisten. He aprendido que el optimismo debe ser cauteloso. Condiciones climáticas favorables para el insecto, la complejidad operativa del trabajo en campo y la necesidad imperante de mantener la capacitación y colaboración de ganaderos y personal técnico son factores críticos. La batalla no se gana solo en los escritorios, sino en cada potrero, con el compromiso de todos los actores involucrados.













