El operativo de seguridad médica diseñado para el maratón representa un despliegue logístico meticuloso y de gran envergadura, estructurado para garantizar la integridad de cada participante desde la salida hasta la meta. La estrategia central se articula en torno a un sistema de triaje inicial, una zona específicamente acondicionada donde los corredores serán evaluados de manera inmediata y profesional. En este punto crítico, personal médico especializado realizará una toma de signos vitales sistemática para establecer un estado basal y detectar cualquier anomalía incipiente.
Este proceso de clasificación no es meramente protocolario; es el mecanismo fundamental que permite priorizar la atención y determinar el nivel de urgencia de cada caso, optimizando así los recursos y el tiempo de respuesta. El protocolo de actuación está diseñado para escalar según la necesidad del corredor. Para aquellos que presenten malestar general, fatiga extrema o deshidratación, se dispondrá de botiquines avanzados y atención primaria in situ.
En casos que requieran una intervención más agresiva, como una posible insuficiencia respiratoria, la organización ha previsto la disponibilidad inmediata de tanques de oxígeno para estabilizar al paciente mientras se moviliza el transporte de emergencia. La infraestructura de movilización es, quizás, el componente más robusto del operativo. Contaremos con dos ambulancias de base en el área de triaje, una proporcionada por Protección Civil y otra por Cruz Roja, listas para una salida inmediata. Sin embargo, la cobertura se extiende mucho más allá de este punto fijo.
A lo largo de todo el trayecto de la competencia, se ha coordinado un dispositivo dinámico de ambulancias que patrullarán la ruta de forma continua. Este despliegue móvil incluye unidades de Cruz Roja, Protección Civil, y servicios médicos privados y públicos como Orduña, Doctor Pineda, Oriol y Matamoros, entre otros. Esta red de vehículos de emergencia estará estratégicamente posicionada para asegurar que ningún punto del circuito quede desatendido, reduciendo al mínimo el tiempo de respuesta ante cualquier incidente.
Este esquema de cobertura total se complementa con la labor de grupos de voluntarios entrenados, quienes actuarán como primeros respondedores y enlaces de comunicación con los equipos médicos profesionales. La coordinación de un operativo de esta magnitud exige una planificación milimétrica. Como parte de los preparativos finales, el equipo logístico mantendrá reuniones de coordinación con la dirección de tránsito para cerrar y asegurar todos los puntos de intervención a lo largo del recorrido.
Este último paso es vital para garantizar que las ambulancias y el personal de apoyo tengan acceso rápido y sin obstáculos a cualquier sector donde se requiera su intervención, fusionando la seguridad sanitaria con la gestión de movilidad urbana. El resultado es un ecosistema de seguridad integrado, donde la prevención, la evaluación rápida, los recursos de estabilización y el transporte de emergencia funcionan como una única unidad, creando un entorno controlado y seguro que permite a los atletas concentrarse exclusivamente en su rendimiento.
Con información de: Nota al Día














