Problemas laborales incrementan 30 por ciento ataques de ansiedad

Por: Mónica Hurtado Zúñiga

Debido a que en algunos sectores laborales es mucha la presión que se ejerce en los empleados, los casos ataques de ansiedad o en el peor de los casos la parálisis facial aumentaron un 30 por ciento, pues de dos casos de incrementó hasta más de 5 casos por semana, de acuerdo al coordinador de Socorros en la Cruz Roja Delegación Matamoros, Francisco Gabriel Ponce Lara.

Indicó que las personas deben ser trasladadas a la Cruz Roja ya que tienen síntomas de ansiedad, mareos, sensación de desmayos, dolor de cabeza y en algunos casos parálisis de la mitad de la cara.

Ponce Lara destacó, que esto es preocupante ya que en estos casos pudieran derivarse a su vez ataques al corazón, por lo que pidió la estabilidad emocional y periodos cortos de descanso en los horarios laborales.

Puntualizó que a las personas que han atendido con estos padecimientos, son sobre todo adultos jóvenes de entre 25 40 años .

La ansiedad, como el estrés, es una respuesta del organismo ante situaciones límites, que se caracteriza por una sensación de angustia leve o miedo, y la aparición de aceleración del ritmo cardíaco y la respiración, sudoración o sensación de flojedad. Es algo normal y que incluso puede ayudar a prender cómo afrontar situaciones complicadas.

Sin embargo, una crisis de ansiedad, sin ser un hecho grave para la salud, genera una situación de pánico que cursa con unos síntomas muy similares a los del infarto, hasta el punto de que puede confundirse con él. Ocurre de forma instantánea, sin previo aviso, y alcanza su máxima intensidad en cuestión de muy pocos minutos, pudiendo prolongarse durante unos pocos más.

Síntomas de una crisis de ansiedad

La sintomatología puede variar en cada persona, pero se considera que se ha producido una crisis de ansiedad cuando se producen cuatro o más de los siguientes síntomas:

Palpitaciones o elevación de la frecuencia cardiaca (taquicardia).
Sensación de ahogo, con respiración rápida.
Opresión en el pecho.
Miedo o pánico. Literalmente, sentirse a morir.
Sudoración o escalofríos.
Temblores.
Náuseas o molestias abdominales.
Mareo o incluso desmayo.
Sensación de irrealidad.
Sensación de entumecimiento u hormigueo.