Por: Pedro Pablo Arellano Ortiz
Se llama Silvano Silva Muñoz y según su registro electoral tiene 91 años de edad.
Se vino a Matamoros a los 26 años, dejando atrás su estado natal Jalisco (Hacienda Belén del Refugio, rancho La Chona), para trabajar en La Salinera que se ubicada en el kilómetro 50 de la carretera al puerto El Mezquital, de la cual no queda nada.
Los últimos 40 años ha vivido solo en una choza hecha por el mismo, pues según cuenta Don Silvano, una tormenta que azotó en los 80’s le destrozó su primera “casita”.
Nunca se casó ni tuvo hijos y ahora únicamente le quedan los recuerdos de sus dos hermanas; una se llama Marina y aparentemente vive en el rancho «El Gavilán», dentro del mismo estado de Jalisco y otra más se llama Guadalupe y pudiera vivir en Aguascalientes.
Don Silvano camina 10 kilómetros diarios para ir a realizar trabajos a las familias de pescadores que viven en el campo pesquero «La Capilla»; ahí corta hierba y hace mandados; su pago es el taco del día y unos cuantos pesos.
Cuando acaba su jornada laboral, regresa a la choza haciéndose acompañar de su tres inseparables amigos, “Hércules, Firulais y El Pirata, tres perros que le hacen compañía dia y noche ; Pero antes de anochecer, camina cinco kilómetros para llegar a una Noria donde saca agua y se baña, también lava su ropa y junta para beber.
Todas las mañanas prende lumbre con leña que él mismo corta en el monte, para hacerse una taza de café, “es mi vitamina para andar con energía toda la mañana”; después se va a la “chamba”.
Ahora Don Silvano añora regresar con su familia, pero no tiene la certeza de que existan; y a pesar de su pena, no se detiene ni se queja, pues mientras recuerda sus días de gloria en La Salinera, suelta unas cuantas sonrisas, pues asegura que esos momentos difícilmente los olvidará.
