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USDA proyecta cierre de frontera ganadera hasta 2026

Una investigación profunda sobre el abrupto cierre de la frontera estadounidense a las exportaciones de ganado bovino mexicano revela un escenario más complejo y prolongado de lo que se había informado oficialmente. Los datos, extraídos de los últimos reportes del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), pintan un futuro inquietante para el sector pecuario nacional.

¿Se trata únicamente de una medida sanitaria estricta o existen intereses políticos y económicos entremezclados? La proyección del USDA, obtenida y analizada por este medio, es contundente: para el presente año, las exportaciones caerían de 1.35 millones de cabezas a apenas 240 mil. La revelación más impactante, sin embargo, se proyecta para 2026: una producción nacional de 8.7 millones de cabezas y… exportaciones cero.

“No nos ven mandando ganado a los Estados Unidos en el 2026”, afirmó Juan Antonio Hinojosa, consultor en gestión de riesgos de Stonex Financial, durante una entrevista exclusiva. Esta declaración, basada en el informe oficial del organismo internacional, contradice el optimismo cauteloso que han mantenido las autoridades mexicanas.

Pero, ¿por qué una medida que debería ser técnica parece tener un cariz tan definitivo? Jorge Esteve Recolons, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), ofrece una pista crucial: si bien la erradicación del gusano barrenador es un desafío sanitario real que podría tomar años, la apertura fronteriza depende de “la disposición de las autoridades estadounidenses”. Esteve no descarta que el cierre sea, además, “una forma de presión política”.

Nuestra investigación descubrió una clara incongruencia geográfica que fortalece esta tesis. Los focos de infestación del parásito se concentran en el sureste mexicano, a más de 1,400 kilómetros de los principales estados ganaderos del norte que realizan los envíos. ¿Por qué aplicar una veda generalizada en lugar de una regionalización, como establecen los acuerdos internacionales? Esta pregunta central sigue sin una respuesta satisfactoria.

Mientras las negociaciones de alto nivel continúan a puerta cerrada, y a pesar de las recientes visitas de verification del USDA a estaciones cuarentenarias en Chihuahua, los ganaderos mexicanos enfrentan una parálisis comercial que amenaza con extenderse por dos años más. Aunque la Secretaría de Agricultura reporta una disminución de casos de gusano barrenador—de 120 diarios en noviembre a 30 actuales—, los datos oficiales estadounidenses sugieren que este progreso podría ser insuficiente o irrelevante para los decisores políticos al norte del Río Bravo.

La conclusión de esta pesquisa periodística es clara: el problema trasciende lo sanitario. La prolongación de la veda hasta 2026 parece ser una decisión estratégica que combina cautela regulatoria con un fuerte componente geopolítico, dejando al sector agropecuario mexicano a merced de una negociación donde la ciencia es sólo uno de los factores en juego.

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