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Matamoros

Vendiendo pan y café, Angelina María de la Cruz costeó el regreso a clases de sus hijos

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Matamoros, Tamps.- Desde hace cerca de 30 años, Angelina María de la Cruz ha dedicado su vida a vender pan, café y avena, actividad con la que ha logrado sacar adelante a su familia. Su esfuerzo diario le ha permitido no solo sostener a sus cuatro hijos, sino también cubrir los gastos del regreso a clases de los dos menores: uno en la universidad y otra en la preparatoria.

Su jornada inicia antes de las seis de la mañana, cuando comienza a preparar el café, champurrado y avena que más tarde vende en las calles. Recorre el área de la avenida Del Niño y el tianguis de la Juárez, donde su constancia y trabajo son reconocidos por quienes la ven día a día.

Angelina trabaja desde las siete de la mañana hasta que termina su venta. Gracias a esa dedicación, ha logrado que dos de sus hijas ya estén casadas e independientes, mientras sigue apoyando a sus otros dos hijos para que puedan continuar con sus estudios.

Divorciada desde hace una década, ha enfrentado sola los retos económicos y familiares, encontrando en su negocio la forma de mantener estable el hogar. Su historia refleja la lucha diaria de muchas mujeres que, con esfuerzo y sacrificio, sacan adelante a sus familias.

 

Con cada taza de café y cada pieza de pan que vende, Angelina no solo lleva sustento a su casa, sino que también invierte en el futuro académico de sus hijos, demostrando que el trabajo honesto y la constancia son claves para salir adelante.

A pesar de las dificultades económicas y de la competencia en la venta ambulante, Angelina asegura que la fe y el apoyo de sus clientes son la motivación que la impulsa a no rendirse. Señala que cada inicio de ciclo escolar representa un reto, pero también una oportunidad para demostrar que el esfuerzo da frutos.

Su historia es un ejemplo de resiliencia para la comunidad matamorense, pues demuestra que con perseverancia y compromiso es posible enfrentar la adversidad. Angelina espera que sus hijos concluyan sus estudios profesionales para que, en un futuro, tengan mejores oportunidades y puedan salir adelante sin las carencias que ella tuvo que enfrentar.

Consciente de que sus ventas son la base del porvenir de su familia, Angelina se levanta cada día con la convicción de que el sacrificio de hoy se convertirá en el bienestar de mañana. Para ella, la educación de sus hijos es la mejor herencia que puede dejarles.

Vecinos y clientes habituales reconocen en Angelina un ejemplo de trabajo y dignidad, pues aseguran que, además de ofrecer productos caseros, transmite fortaleza y esperanza. Su presencia en las calles se ha convertido en parte de la vida cotidiana de Matamoros, donde muchos la ven como una mujer que inspira con su historia de lucha.

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