Este 9 de diciembre se cumplen trece años del accidente aéreo que arrebató la vida a Jenni Rivera, una de las voces más influyentes y queridas de la música regional mexicana. La cantante, entonces de 43 años, perdió la vida junto a seis personas más al estrellarse el Learjet 25 en el que viajaba, minutos después de despegar de Monterrey, Nuevo León.
En la cúspide de su carrera, “La Gran Señora” había ofrecido la noche anterior uno de los conciertos más memorables de su trayectoria. Para ese momento, Rivera ya era la artista femenina más taquillera del género, con más de 20 millones de discos vendidos, y se preparaba para dar el salto definitivo al mercado anglo con su primer álbum en inglés.
Doce años después, su ausencia sigue siendo dolorosa para su familia, sus fans y la industria musical. Sin embargo, su presencia permanece intacta en cada reproducción de éxitos como “Ya lo sé” y en las historias de miles de mujeres que encontraron fuerza en sus letras, su carácter y su libertad.
Su legado también perdura en el trabajo de sus cinco hijos —Chiquis, Jacqie, Michael, Jenicka y Johnny— quienes han transformado el duelo en un motor que impulsa la exitosa empresa que mantiene vivo su nombre. Jenni Rivera Enterprises continúa generando millones de dólares anuales a través de productos con licencia, contenido audiovisual y la gestión de su extenso catálogo musical.
Chiquis se ha consolidado como la heredera artística del linaje Rivera, mientras que Rosie Rivera, hermana de la cantante, desempeñó un papel determinante como albacea en medio de controversias y disputas legales que rodearon el patrimonio.
El museo dedicado a la artista en Long Beach, así como las series y documentales estrenados recientemente, confirman que el impacto de Jenni Rivera trasciende generaciones. De vivir hoy, a sus 56 años, probablemente continuaría llenando arenas en Las Vegas y Los Ángeles, protagonizando proyectos televisivos y celebrando la vida junto a sus nietos.
Jenni Rivera, con su voz ronca y actitud desafiante, sigue siendo símbolo de empoderamiento femenino, resiliencia y triunfo en la industria latina. Trece años después, su nombre continúa resonando con la misma fuerza que la convirtió en La Diva de la Banda.
