Abandono mortal en clínica del IMSS: hombre muere tras ser dejado en la sala de espera

Un hombre veracruzano falleció en circunstancias que reflejan graves fallas en los protocolos de atención y responsabilidad social, tras ser abandonado en la Clínica 67 del Instituto Mexicano del Seguro Social, ubicada en el municipio de Apodaca, Nuevo León. Los hechos ocurrieron cuando una mujer, que se identificó como amiga del paciente, lo condujo hasta la sala de espera del centro médico y, tras recostarlo sobre las sillas metálicas, abandonó el lugar sin proporcionar información alguna.

 

El personal médico descubrió al individuo en un estado de aparente somnolencia, pero al percatarse de su deterioro físico evidente, lo trasladó de inmediato al área de urgencias. Poco después, el hombre perdió la vida sin que se lograra estabilizar su condición. De acuerdo con los reportes del equipo médico, el paciente presentaba signos clínicos alarmantes, entre ellos incapacidad para comunicarse verbalmente, edema significativo en extremidades inferiores y un estado de desorientación profunda.

 

Estos síntomas sugieren la posibilidad de una afección médica subyacente no tratada, que pudo haberse agravado por la falta de atención oportuna. Entre sus pertenencias se localizaron documentos de identificación a nombre de Jaime Gerardo Gómez Solís, de aproximadamente 40 años de edad, originario de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. Hasta el momento, se desconoce si contaba con afiliación vigente al IMSS o si residía de manera permanente en la zona metropolitana de Monterrey.

 

La difusión de su fotografía en medios de comunicación locales de Nuevo León permitió que residentes del puerto de Veracruz lo identificaran coloquialmente como “el Güero”, lo que ha motivado una búsqueda activa de sus familiares para notificarles sobre el trágico desenlace. Este caso expone no solo la vulnerabilidad de las personas en situación de abandono dentro del sistema de salud, sino también las fisuras en los mecanismos de localización y contacto de emergencia. La inexistencia de un acompañante responsable al momento del ingreso complica la obtención de antecedentes clínicos relevantes, elemento crucial para un diagnóstico y tratamiento adecuados.

 

Las autoridades hospitalarias han solicitado el apoyo de la comunidad para localizar a los familiares del señor Gómez Solís, a fin de que puedan proceder con el reclamo del cuerpo y las gestiones funerarias correspondientes. Hasta ahora, no se han precisado las causas oficiales del fallecimiento, las cuales deberán determinarse mediante los estudios forenses pertinentes. Este incidente subraya la necesidad de reforzar los protocolos de admisión en instituciones de salud pública, especialmente en lo referente a la verificación de datos de contacto y la asignación de un responsable del paciente durante su estancia.

 

La falta de estos resguardos puede derivar en situaciones de desamparo como la aquí descrita, con consecuencias irreversibles. La Clínica 67 del IMSS en Apodaca ha quedado como el escenario de un episodio que combina desinterés personal con limitaciones estructurales, un recordatorio de que el acceso a la salud no se reduce a la disponibilidad de instalaciones, sino que requiere de una red de apoyo sólida y comprometida.

 

Mientras la identidad de la mujer que lo abandonó permanece en el anonimato, la muerte de Jaime Gerardo Gómez Solís se convierte en un caso de interés público que obliga a reflexionar sobre la corresponsabilidad entre instituciones, sociedad y familia en la protección de la vida.

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