Asesinan a madre buscadora de Zacatecas en San Luis Potosí

La Búsqueda que Terminó en Tragedia

El hallazgo del cuerpo sin vida de Aida Karina Juárez Jacobo en San Luis Potosí no es un hecho aislado. Es el capítulo final de una historia que comenzó con la desaparición de su hija, Goretty, en junio, y que convirtió a una madre en una buscadora incansable. ¿Por qué una mujer que dedicaba sus días a rastrear pistas sobre paradero de desaparecidos se convirtió ella misma en víctima?

Las autoridades zacatecanas, a través de su secretario general Rodrigo Reyes Mugüerza, confirmaron el deceso y anunciaron la detención de un “probable responsable”. Pero, ¿quién es realmente este individuo? ¿Actuó solo o forma parte de una estructura más amplia? La Fiscalía General de Justicia del estado, dirigida por Cristian Camacho, reveló un dato crucial: nunca se recibió una denuncia formal por la privación ilegal de la libertad de Juárez Jacobo.

La Investigación Ofi ciosa y los Operativos

La pesquisa se inició de oficio tras una llamada al 911 que alertó sobre el secuestro de una mujer la noche del 26 de agosto en la colonia Real de San Ramón, en Guadalupe. Este detalle plantea más interrogantes que respuestas. ¿Quién realizó esa llamada anónima? ¿Fue un testigo o alguien vinculado a los perpetradores?

Los operativos derivados de esta alerta llevaron a la revisión de tres inmuebles y la intervención de dos más, para los cuales se solicitaron cateos judiciales. En uno de ellos, en la comunidad de El Porvenir, municipio de Trancoso, las autoridades aseguraron un vehículo cuya pintura estaban alterando sus ocupantes en ese preciso momento. La detención de Juan Reynaldo “N”, de Zacatecas, y Antonio “N”, de Durango, fue presentada como un éxito. Pero, ¿estos individuos son los autores intelectuales o simples ejecutores? ¿Qué conexión tienen con la desaparición original de la hija de la víctima?

Un Patrón Peligroso

El asesinato de Aida Karina Juárez Jacobo encaja en un patrón alarmante de violencia contra quienes desafían al crimen organizado y la impunidad para buscar a sus seres queridos. Las condolencias y el mensaje de solidaridad del gobierno estatal hacia las madres buscadoras suenan huecos cuando la pregunta obligada queda flotando en el aire: ¿Qué protección real existía para ella? ¿Qué garantías hay para los colectivos que continúan esta labor?

La investigación apenas comienza, y mientras dos detenidos esperan que un juez resuelva su situación jurídica, una familia llora a una madre que perdió la vida buscando a su hija. Este caso no se cierra con una detención; por el contrario, abre una herida profunda sobre los riesgos extremos que enfrentan los ciudadanos que, abandonados por las instituciones, se convierten en sus propios investigadores en un país donde buscar la verdad puede ser una sentencia de muerte.