Ataque de abejas africanizadas en Juchitán deja 29 heridos

Foto: El Universal.

Como experto en manejo de emergencias, he visto cómo un simple árbol puede convertirse en escenario de crisis. Ayer, en Juchitán, un enjambre de abejas africanizadas —hibridadas por su agresividad— atacó a 29 personas en la colonia Santa Fe. La lección es clara: la convivencia con fauna urbana exige protocolos preventivos. Según José Manuel Ríos Cartas, coordinador de Protección Civil, el ruido de mototaxis pudo desencadenar el incidente. Esto confirma lo que siempre digo: los factores humanos son impredecibles.

El hospital civil “Macedonio Benítez Fuentes”, a pesar de su paro laboral, demostró capacidad de respuesta. De los afectados, 18 requirieron atención urgente, pero solo dos adultos, con múltiples picaduras, prolongaron su estancia. En mi trayectoria, he aprendido que estos casos suelen subestimarse: una sola picadura puede desatar reacciones alérgicas graves, especialmente en niños. Afortunadamente, los estudiantes de la secundaria “Heliodoro Charis Castro” evolucionaron favorablemente.

La extracción del panal por parte de Protección Civil fue tácticamente correcta —usaron trajes especializados—, pero el reaparecimiento de abejas esa misma noche evidencia un error común: no verificar si quedaban reinas o colmenas satélites. Este detalle, que solo la experiencia enseña, es crucial para evitar réplicas. La comunidad debe permanecer alerta; como bien sabemos en el oficio, la naturaleza no sigue horarios.

Este incidente refuerza la necesidad de capacitación ciudadana y monitoreo de zonas arboladas. Las abejas son vitales para el ecosistema, pero su manejo requiere expertise. Hoy, todos los afectados están a salvo, pero la próxima vez podría no ser así. La prevención, como siempre digo, es la mejor cura.