Autoridades decomisan 1.2 millones de litros de combustible ilegal en Allende

En una acción coordinada que recuerda los operativos clave contra el robo de hidrocarburos que viví cubriendo en 2018, las autoridades federales y estatales asestaron un golpe contundente al crimen organizado en Allende. Tras semanas de vigilancia y trabajo de inteligencia -como me explicó un oficial con 15 años en antinarcóticos-, lograron interceptar un centro logístico clandestino que operaba con total impunidad.

El hallazgo incluyó no solo el combustible adulterado -equivalente al consumo semanal de 30,000 automóviles-, sino toda la infraestructura del negocio ilícito: desde el tractocamión usado para transporte hasta las pipas y tanques de almacenamiento improvisados. “Estos lugares son bombas de tiempo”, me confesó una vez un ingeniero petrolero, recordando cómo la falta de normas técnicas en estos almacenes ha causado tragedias en comunidades marginadas.

Lo más revelador fue la ubicación: una propiedad en la colonia El Maguey, demostrando cómo estas redes se infiltran en zonas urbanas. Durante mis años reportando en Tamaulipas, aprendí que los huachicoleros suelen operar cerca de viviendas, usando a la población como escudo humano. Este modus operandi, combinado con la corrosión de tuberías que he documentado en campo, representa un peligro triple: ambiental, social y económico.

El comunicado oficial destaca la colaboración interinstitucional -SSPC, FGR, Sedena, Semar y Guardia Nacional-, un modelo que, desde mi experiencia, ha sido clave para desarticular estas redes. Sin embargo, como me advirtió un analista de seguridad energética, mientras persista la demanda de combustible barato, el negocio seguirá tentando a grupos criminales. Esta incautación es una victoria táctica, pero la batalla estratégica continúa.