La bebé Jazlyn Azuleth, cuya historia conmovió a la nación tras sobrevivir a la devastadora explosión de una pipa de gas en Iztapalapa, ha regresado finalmente a México después de completar un extenso tratamiento médico especializado en Estados Unidos. Su llegada marca el cierre de un capítulo crítico en su recuperación, aunque inicia el proceso de adaptación a su nueva vida.
La Fundación Michou y Mau, organización con décadas de experiencia en el manejo de casos pediátricos de quemaduras graves, coordinó minuciosamente el operativo de repatriación. Tanto la menor como su madre arribaron el viernes 21 de noviembre al Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México, donde una ambulancia médica especializada las esperaba para trasladarlas de manera segura a su domicilio. Este despliegue logístico contó con la colaboración directa de la Secretaría de Salud capitalina, asegurando la continuidad de los cuidados necesarios.
El traslado inicial de Jazlyn hacia las instalaciones del Shriners Hospitals for Children en Galveston, Texas, se realizó durante el mes de septiembre, apenas días después de la tragedia. Este centro hospitalario, reconocido globalmente por su excelencia en el tratamiento reconstructivo de quemaduras pediátricas complejas, se convirtió en su hogar temporal durante dos meses y cinco días. Allí, un equipo multidisciplinario de especialistas trabajó en la estabilización de sus funciones vitales, el manejo del dolor, la prevención de infecciones y las primeras intervenciones reconstructivas.
La Fundación Michou y Mau expresó su reconocimiento público al personal médico del hospital texano, destacando la calidad de la atención recibida y el compromiso con la recuperación integral de la pequeña paciente. La institución, presidida por Virginia Sendel, ha facilitado durante años el acceso a tratamientos de alta especialidad en el extranjero para niños mexicanos con quemaduras severas, cubriendo todos los costos asociados mediante un sistema de donaciones y convenios internacionales.
El contexto de la tragedia se remonta al 10 de septiembre de 2025, cuando una pipa de gas LP explotó en el Puente de la Concordia, en la alcaldía Iztapalapa. En ese momento, Jazlyn se encontraba bajo el cuidado de su abuela, Alicia Matías, de 54 años, quien laboraba como checadora de transporte en el paradero del Metro Santa Marta. Testimonios y evidencias indican que, al percibir el inminente peligro, Alicia utilizó su propio cuerpo como escudo protector para salvar a su nieta, un acto de valor que determinó el destino de ambas.
Esta acción heroica permitió que Jazlyn sobreviviera, pero tuvo un costo devastador para Alicia Matías, quien sufrió quemaduras de tercer grado en el 98% de su superficie corporal. La mujer falleció dos días después del siniestro, la tarde del 12 de septiembre, sin lograr recuperar la conciencia. Su sacrificio se ha convertido en un símbolo del amor familiar y la protección instintiva ante situaciones extremas.
Antes de su traslado internacional, la condición crítica de la bebé requirió una intervención médica inmediata en el Centro Médico Nacional Siglo XXI, perteneciente al Instituto Mexicano del Seguro Social. En esta unidad de tercer nivel, los especialistas en terapia intensiva y cirugía plástica realizaron las maniobras necesarias para estabilizar sus signos vitales y prepararla para el complejo viaje aéreo medicalizado hacia Texas.
El regreso de Jazlyn Azuleth representa un hito significativo en su camino hacia la recuperación, pero también subraya las consecuencias a largo plazo de este tipo de siniestros. Su caso ejemplifica la importancia de los protocolos de coordinación interinstitucional para la atención de emergencias médicas complejas y la relevancia de las organizaciones de la sociedad civil que complementan la respuesta del Estado. El seguimiento de su evolución clínica continuará en México, donde requerirá múltiples intervenciones quirúrgicas, terapias de rehabilitación y apoyo psicológico especializado durante los próximos años.














